El Gobierno propone y los empresarios disponen, pero no los empresarios mayoritarios, ese grupo de sufridos idealistas que intentan sobrellevar el día a día con su propio negocio, sino los otros, esos pocos elegidos que estuvieron en el lugar adecuado en el momento idóneo aprovechando su intuición y su falta de escrúpulos.
Me refiero a esos empresarios que conocen su poder, no por el potencial económico de sus compañías, sino por su capacidad de chantaje social, un chantaje social que alimentan a base de alarma social, que potencian sobre la amenaza de cientos de personas en la calle, desempleados, y que utilizan para sanear unas cuentas que hundieron con su mala gestión y sus delirios de grandeza.
Y no hay que marcharse muy lejos para encontrar a estos empresarios, basta con levantar la mirada y fijarse en Díaz Ferrán, curiosamente el Presidente de la CEOE, el Presidente de los empresarios, misterios de la ciencia política.
Este hombre, experto gestor, a priori, y que en ocasiones plantea conceptos más que interesantes, está estrangulando a sus propios trabajadores de Aircomet aguardando a que la situación sea insostenible y ‘Papá’ Estado acuda en su ayuda, devolviendo así el favor de Air Madrid, una absorción que acabará por explotar en las narices del Gobierno.
Díaz Ferrán sabe que el Gobierno no va a dejar a los trabajadores de Aircomet en la calle, no se lo puede permitir, y sabe que en el momento en que su deuda con la Seguridad Social, su agujero con Hacienda y su tremenda deuda con sus proveedores lleguen a un lugar sin retorno llegará el Estado y le financiará, no la empresa, sino sus deudas.
Y ello es injusto, es injusto para la sociedad y es injusto para el resto de empresarios que sí han cumplido con sus obligaciones financieras, impositivas y salariales, y es injusto para los propios trabajadores de Aircomet los cuáles acabarán por seguir trabajando en una aerolínea deficitaria y sin un futuro alentador.
Bien haría el Gobierno en invertir todo el dinero que va a ofrecer a Aircomet, el tiempo me dará la razón, en ayudas sociales para todos los trabajadores de la aerolínea, en políticas de formación y de reinserción laboral para todos ellos, porque si lo dedica a salvar la empresa de Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual sólo unos pocos serán los beneficiados y toda la sociedad se verá perjudicada.
