Sociopolítica

El chiringuito Bankia

«Yo tengo un chiringuito a orillas de la playa / lo tengo muy bonito y espero que tú vayas…». Sería el detallado resumen técnico que se puede hacer de la comparecencia de Rodrigo Rato en el Congreso. No hace falta saber de economía, para descifrar las pautas que se desprenden de su comparecencia. «Así son las cosas; así es como funciona nuestro sistema jurídico» concluye literalmente en alguna de sus intervenciones un sólido Rodrigo Rato, que ni siquiera transmite la percepción de que deba «defenderse de algo”. Chicuelinas, gaoneras, estatuarios… A Rato siempre se le ha visto un tío con clase. No es, además, de los que pondría un Dalí o un Picasso en su baño para contemplarlo mientras se sienta en la taza del water. Eso lo hace un tipo que no lee, un palurdo. «Chorizos», lo que se dice «Chorizos de tomo y lomo» son Millet, Matas, Urdangarin, los de la horchata y la paella… Rato en cambio no es un «mangante»; puede forrarse con sus negocios con arreglo a la ley y no le hace falta mentir para cantarnos el Chiringuito respecto a Bankia. Es el Sistema el que está hecho para que el dinero desaparezca y no es Rato, sino las leyes, las que hacen posible el estallido burbuja del Big Bang financiero, el inmobiliario, el de la moto, y que sus consiguientes «agujeros negros», queden reducidos a la «singularidad atómica» de Einstein.

Para terminar la faena, Rato concluye respecto a alguna de las cuitas sobre la que es interpelado: “es una ley, aprobada por ustedes”. Orejas, rabo, vuelta al ruedo, y un par de chatis esperando al matador en el hotel. No es Rato, sino la Ley la que está adulterada y podrida. Leyes hechas para garantizar el juego sucio; la impunidad de lo que «siempre resulta legal». ¿Cómo es posible que habiéndolo hecho todo el mundo tan bien, sea la situación tan horrorosa?  se preguntan en un último turno de preguntas sus señorías. A Rato le falta tiempo para volver a salir a escena y marcarse el último bis: “Lo siento mucho / la Banca es así / no la he inventado yo”. Espantoso el ridículo. De la «clase política» por supuesto.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.