Anoche, mientras cogía el sueño, me dio por pensar en la sociedad que nos rodea, y me vino a la mente el cine de Woody Allen. Esas películas en las que se plantean temas como la política, la religión, la muerte, la incomunicación humana, la prostitución, la tecnología,… A veces con un género más cómico, a veces más estilo dramático, deja abiertas una serie de incógnitas para que el público reflexione, busque respuestas en la filosofía y abra un poco los ojos a la realidad. En su cine, no todo lo cómico es gracioso ni todo lo dramático es para llorar, es irónico a veces. Sabe manejar perfectamente los instrumentos para llevar al espectador por donde le da la gana, para controlar sus sentimientos, sus emociones, sus risas… Algo que saben hacer perfectamente todos los jefes de gobierno, sobre todo los dictadores, manejar los instrumentos sociales que tienen a su disposición a su antojo para llevar a los ciudadanos por donde les dan la gana ignorando sus voluntades. Sin embargo, entre este director de cine y los jefes de gobierno, hay una diferencia: que los jefes de gobierno no tienen el más mínimo interés en que los ciudadanos piensen, reflexionen, o tengan un criterio propio y se hagan personas críticas con la sociedad. Solo se encargan de mover los hilos y mandar, para que la sociedad los ponga en un pedestal y cumplan las órdenes que les imponen.
Directores como Woody Allen hacen mucha falta en este país, para que hagan películas con estos planteamientos, y así la gente reflexione un poco sobre la sociedad que nos rodea, y vean en una pantalla lo que los políticos piensan de nosotros y lo que quieren hacer con todos los ciudadanos, que no es más que estrujarnos y exprimirnos hasta no poder más, y así quedarnos sin un céntimo para poder buscarnos la vida en otro país. Porque nos hacen sentir tan culpables de la situación que tenemos, que harán que seamos los ciudadanos trabajadores lo que tengamos que pagar todas las deudas que tienen las arcas del gobierno, y quedarnos aquí hasta que la muerte nos venga a recoger. Porque no respetan ni nuestros derechos ni nuestras necesidades básicas de supervivencia, y ellos viviendo de lujo, con sus vacaciones pagadas con dinero público, y gente que no tiene para comer ni para comprarse unos zapatos, se sentirán orgullosos y todo.
Aunque, recordando ahora, hay una película que refleja un poco esta situación actual, “Un franco, 14 pesetas”. El argumento está basado en la historia real del director Carlos Iglesias. El papel que interpreta en la película fue su padre en la realidad, que se vio obligado a emigrar a Suiza para trabajar y ganar dinero para poder mantener a su familia.
Hoy se me ha caído la cara de vergÁ¼enza al ver un reportaje, niños españoles que son apadrinados por ciudadanos noruegos. Hasta hace poco se les llenaba la boca animándonos a apadrinar a niños de los países subdesarrollados, y en la actual situación que se encuentra el país, muchos se ven en esa necesidad.
Unos tirando el dinero para regalar a hermandades que no hacen nada por los vecinos de un pueblo que están en proceso de ser desahuciados, no tienen ni para comer ni darle a sus hijos, y otros tirando el dinero y predicando ante Dios y la Iglesia para el perdón de sus pecados, que con ir a misa y echar 20 o 50 euros en la canastilla, ya se creen libres de pecado, cuando son quienes explotan en sus campos a los inmigrantes trabajando de 10 a 12 horas al día, e incluso más. Mejor que se callen un poco cuando insultan a los inmigrantes y les sale por la boca esos insultos racistas, porque son ellos quienes los explotan en sus campos, como mano de obra barata. Ellos vienen a buscarse la vida, igual que hacen muchos españoles actualmente, que se ven en la obligación de emigrar a la Unión Europea, Estados Unidos y países asiáticos. Y a nadie le gustaría que los tratasen de esa manera en un país extraño para poder ejercer una profesión que han estudiado, y que en su país no les dan la oportunidad. Pero queda muy bonito decir: “Que se vayan a su país, aquí sobran”, y luego explotarlos porque no quieren pagar a los españoles el sueldo digno que se merece todo ser humano y las horas legales que le corresponde trabajar.