Capitaneados por los vampiros más poderosos entre los poderosos, -los EEUU- y seguido por sus amigos imperialistas de Europa y del resto del mundo, el Nuevo orden Mundial se pretende imponer como nuevo paradigma. En el terreno económico esto supone la subordinación absoluta a criterios economicistas, y en consecuencia el empobrecimiento general de las clases medias y trabajadores de menor poder económico o en paro, que está acabando con el llamado “Estado del Bienestar” y arruinando a la mayoría de la población mundial.
A medida que el neoliberalismo va copando los puestos de control en el orden internacional- bien por medio del control de mercados y de instituciones públicas, bien a tiro limpio- se han ido perfilando minorías de ricos controladores cada vez más fuertes, más intolerantes y más peligrosas para el resto. Con ellos, el número de pobres ha crecido de un modo extremo en todo el mundo y en cada país, incluidos los del primer mundo, como es el caso del sur de Europa;pobres a los que sólo les queda resignarse, suicidarse, la migración, legal o ilegal, recoger los restos de comida de los supermercados, hurgar en los contenedores, o sublevarse en un estallido social general. Y si faltaba algún elemento de agresión social se sigue con el proceso de desmantelar el sistema público de salud, y las ayudas sociales son tan restringidas que no alcanzan a casi nadie, ni siquiera en situaciones límite de edad, enfermedad y pobreza. Todo este proceso de miseria y desamparo social general se ve agravado en extremo por la ausencia de organizaciones populares y de trabajadores unidos en un frente común, ya que todas las reivindicaciones son sectoriales y con escasas conexiones ocasionales. Y en un contexto más general, el Planeta se mueve con innumerables muestras de malestar a consecuencia de la cantidad de venenos que este Sistema contrario a la vida vierte a diario sobre el aire, la Tierra y las aguas de ríos y mares.
El rostro político neoliberal lo tenemos ante nuestros ojos, desplegado en todo su esplendor: es nuestro presente. Bajo su poder, ni los gobiernos tienen autonomía ni los pueblos son escuchados por más que se manifiesten aquí o allá. Todos esos señores de los Clubs de los Mandamases (Bilderberg, Troika, o los hombres “G” numerados) que dirigen esta orquesta criminal celebran cumbres sobre economía, sobre política o sobre el clima. Cumbres sobre economía que tratan de ver cómo enriquecerse cada uno de ellos en competencia con el resto; reuniones sobre el clima y ninguno quiere renunciar a ser más rico que el otro aunque todos nos asfixiemos y el Planeta se convierta en inhabitable. Sobre política, hay algo en que se ponen de acuerdo: fijar quiénes son los insumisos “antisistema” y cómo hacerlos callar. Dentro de esa líena están sus reuniones para controlar Internet, donde muchos de tantos insumisos se hacen escuchar.
A todo esto, la ONU, como organización suprema de los vampiros, ha mostrado, por activa y por pasiva, ser una marioneta inútil para los derechos de los pueblos, pero muy útil para los Gobiernos más poderosos, naturalmente. La Onu se ha convertido en una institución que ,al igual que el Parlamento, recuerda lo que sucede a un huevo cuando se le hace un agujero y se vacía pero exteriormente aparenta ser huevo hasta que se le mira por dentro.
Todo lo que tiene que ver con el neoliberalismo a nivel institucional es la representación de un teatro de marionetas para sonámbulos y despistados donde los actores visibles ocupan las portadas de los telediarios movidos desde la sombra por los hilos de los verdaderos protagonistas.
¿CÁMO REPERCUTE TODO ESTO EN EL TERRENO CULTURAL Y ENTRE LOS INTELECTUALES?
En el terreno cultural, el neoliberalismo ha impulsado los “media” Y a través de todos ellos, especialmente de prensa, radio y televisión, juegos de inocente apariencia – aunque violentos- y literatura de masas, extiende a diario enormes dosis de vacuidad, intrascendencia, mistificación ideológica, aserción y admiración hacia Poder, Fama y Riqueza, las tres grandes metas del Imperio y de sus abducidos.
Entre tanto, se retiran de circulación, con la excusa de una aparente falta de demanda (previamente provocada por ocultamiento interesado de información masiva) autores, libros, y todo aquello que ponga en entredicho a los nuevos amos o tenga un cariz altamente crítico. Y lo mismo que sucede con las “sectas”- excepto las de los banqueros y la Iglesia- todo disidente es malo por el hecho de serlo. Organizaciones o actividades que puedan resultar molestas por la misma razón, pueden ser calificadas de terroristas en esta deriva del neoliberalismo hacia estados policíacos Consecuentemente a nadie se le escapa el hundimiento de la filosofía, la poesía, el arte. Lo que llega a mayorías se ha adulterado, mercantilizado o directamente corrompido. Cierto que de todo esto hay algo bueno, especialmente en la cultura alternativa, pero pasa como en el ejemplo del huevo: también en lo alternativo hay que tener cuidado, porque a menudo prevalece la apariencia, el negocio y el vacío. Y entre tanto, académicos, artistas, especialistas del tres al cuarto, y hasta cocineros de aquí y de allá elaboran discursos y platos «deconstruídos» ( qué estúpida palabreja) como esperando un sillón de academia, un premio gordo de la inteligencia o alguna medalla de algún Congreso.
Los que llaman Post-modernidad a todo esto no parecen sino nombrar elementos fecales procedentes de malas digestiones históricas en todos los terrenos. Pero, eso sí, cuanto más extravagante sea el sujeto más asegura su presencia en los órganos de atontamiento masivo, y muchos de estos redondean sus cuentas corrientes en tiempos de crisis, que algo aprendieron de los banqueros.
No podemos olvidarnos de los intelectuales en este repaso al mundo sin hacernos preguntas como esta: ¿Cuáles son las causas profundas por las que nuestros flamantes intelectuales de capa y espada son incapaces de devolver a la Historia sus desechos para ser reciclados y recuperar la respetabilidad de sus trabajos en vez de hundirse con ellos en las arenas movedizas de la mediocridad? Sin duda más de las que yo me sé, pero hay tres sobre las que me gustaría llamar la atención:
– El fracaso de las ideologías políticas como instrumentos de transformación social a las tantos intelectuales aportaron sus mediocres, interesados y contradictorios análisis buscando lo que separa en lugar de profundizar en lo que une ( y “enemigo dividido, enemigo vencido”, piensa el Sistema).
– La gran capacidad que ha mostrado el Sistema para fagocitar lo nuevo, digerirlo, adaptarse y manipular a las masas con su ayuda inestimable.
– La poca atención que le han prestado a los nuevos avances científicos y filosóficos sobre la naturaleza del Cosmos y sus leyes profundas alardeando de racionalistas, pragmáticos, agnósticos o ateos desde perspectivas científicas trasnochadas, como el darwinismo, el cartesianismo o las ideas de Newton que fundamentaron el pensamiento racionalista de los revolucionarios del siglo 19 y parte del 20 y que ignoraron a Einstein, Max Planck, SchrÁ¶dinger, David Bohm y otros, por un lado, y al pensamiento espiritual de Gandhi, Tolstoi, y el misticismo cristiano, hindú o musulmán, por otro, cuando todo está relacionado con una visión alternativa del mundo actual como afirman los transpersonalistas como Wilber, Dyer, Groff, y otros.
Y si estas carencias han sido notables en el pensamiento de la izquierda a la hora de elaborar alternativas de progreso, ¿qué no podrá decirse del pensamiento conservador neoliberal, cuyo propósito es hacernos creer en los valores de la caverna?
En estas condiciones pocos son los que se aventuran sin prejuicios por terrenos nuevos o poco explorados en medio de una civilización que se derrumba a ojos vistas.
“Una época histórica y una sociedad determinada- escribía Gramsci- son representadas más bien por el término medio de los intelectuales, y por tanto, por los mediocres”. Y acertó. Imperan los best-seller y la TV basura por un lado, y los intelectuales y políticos de pesebre por otro; fieles servidores todos ellos del pobre diablo más rico.
Ya nuestro Unamuno decía hace buen rato (1896) lo siguiente sobre los intelectuales españoles: “Aquí los jóvenes no pelean, y son los más, o hacen como que pelean por cobrar la soldada, o pelean por cosas muertas o por rutinizar lo nuevo…. Y los hay que claudican por una posición social o un acta de diputado”… (¿Les suena?) Y no olvida citar a esos “ratoncillos de biblioteca cuya misión es resucitar muertos sin valor y adaptar al charco de ranas que todos forman las corrientes frescas y nuevas para estancarlas”. ¿Le suena?
Ahora los jóvenes decentes se manifiestan, trabajan para la nueva Era o emigran para comer.
Entre tanto los intelectuales de pesebre rodean como eunucos el harén de los sultanes neoliberales: ni entran ni dejan entrar contando sus cuentos para dormir al pueblo igualito que los curas con el cristianismo auténtico.