La mente humana es subjetiva, valga la redundancia, capaz de sacar algo positivo de la mayor de las catástrofes y de relativizar un éxito debido a un pequeño detalle negativo que en cualquier otra situación serÃa imperceptible.
La mente humana rige la confianza de los consumidores que es la que determina las acciones económicas que estos toman. Es la que decide si un consumidor compra ahora o luego, si ahorra todo o parte, o si decide endeudarse.
Y como vivimos en una economÃa de consumo el Ãndice de confianza de los consumidores es esencial para determinar como va realmente la economÃa, a nivel microeconómico, es decir, al nivel del dÃa a dÃa, el que realmente nos afecta a todos en el corto plazo.
Pues bien, hoy hemos conocido que el Ãndice de confianza de los consumidores ha crecido algo más de tres puntos, situándose en 79.5, un dato que no se alcanzaba desde septiembre de 2007.
Este dato nos dice que la economÃa ha comenzado a recuperarse, o no, pero los consumidores están percibiendo que sÃ, que ya hay sÃntomas de recuperación.
Y esta percepción de los consumidores es esencial porque no hay que olvidar que el funcionamiento de la economÃa depende, en parte, de las polÃticas económicas que se dictaminen, pero también depende, en gran parte, de las acciones de los ciudadanos.
Si los consumidores perciben que lo peor de la crisis ya ha pasado y que a partir de ahora todo irá a mejor comenzarán a consumir con lo que revitalizarán la economÃa y todo irá, efectivamente, mejor. Sin embargo, si los consumidores perciben que lo peor de la crisis está por venir comenzarán a consumir menos con lo que ralentizarán la economÃa y todo irá, efectivamente, peor.
Por ello los polÃticos se afanan en generar confianza, por encima de la eficiencia de sus polÃticas económicas, como bien te detallaba en mi artÃculo Cuestión de Confianza.
Todo depende, en definitiva, del color del cristal con el que se mire por lo que el buen dato del Ãndice es alentador y arroja un rayo de esperanza a la crisis económica. Puede que los polÃticos no nos ayuden a salir pero nosotros, los ciudadanos, acabaremos saliendo de ella.