Enfoques cooperativos; Hoy: el cooperativismo, el capitalismo financiero y procesos enseñanza-aprendizaje.
¿Tenemos el derecho de organizar la sociedad de distinta manera a la reinante?
La actual crisis económica-financiera ha sido una desgraciapara millones de millones de seres en todo el mundo, pero también existe un lado de esa tragedia, un lado, una arista, es la arista pedagógica de la cuestión financiera que no se ha dado en otros tiempos, y ello es en virtud a que los medios masivos de comunicación nos han puesto como enseñantes de capitalismo financiero. Todos los medios nos explican qué es el capital financiero.
“Me opongo a la ignorancia” nos dice Robert Kiyosaki, el polémico conferencista, inversionista y empresario, nacido en Hawái, quien también nos insiste en que debemos incursionar en la Educación Financiera, significación que Kiyosaki impulsa con vigor y que lo lleva a tal magnitud que lo propone directamente como una disciplina académica, y que por tanto debería considerarse seriamente su inclusión dentro del currículo educativo del mundo.
Empero todos estos dispositivos educativos bien dispuestos y accesibles en internet que nos explican muy didácticamente cómo nos roban los bancos con complicidad gubernamental, la más valiosa y cruel enseñanza la tuvimos en Argentina con el mecanismo-ingenioso por cierto-del corralito y corralón.
En Europa, en España, los miles y miles de educandos en financiera y economía podrían fácilmente doctorarse, ya que el banco les despojó de sus casas y demás bienes, con lo que tuvieron una clara lección directa y concreta de esta disciplina.
Globalmente se ha producido un traumático proceso enseñanza-aprendizaje de lo que es el capitalismo financiero.
Ahora ya sabemos que la devaluación monetaria, la inflación, la sujeción al dólar, los intereses en sus diversas versiones, baja oferta, desabastecimiento, ajuste monetario, etc., etc., etc., no son más que mecanismos disfrazados para el despojo del que se valen las corporaciones especulativas.
Y resulta que Adam Smith, el filósofo y economista escocés (1723-1790) autor del libro «Investigación sobre la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones» en el año de 1776, a partir del cual se considera el origen de la Economía como ciencia, había señalado que “en cualquier país, para que el desarrollo económico se apodere de la economía nacional es necesario e inevitable que las clases sociales rentísticas desaparezcan y con ellos, se esfumen los parásitos”
En realidad, Smith, productivista liberal, temía que el capitalismo ingresara a la etapa en que predominaran los préstamos y las monedas por las monedas, dado que eso podría implicar su ruina, es decir, desconfiaba de la orientación hacia el capitalismo financiero.
El cooperativismo surgió en una etapa de afianzamiento del capitalismo como sistema económico a través de las fábricas que revolucionaron por completo el mundo y que paralelamente provocó infortunios humanos, como reacción a esa tragedia, se antepuso la cooperación.
Dejemos claro la naturaleza diferenciada entre cooperativismo y capitalismo. La producción de los capitalistas, a partir de un mecanismo que le otorga supremacía, persigue el beneficio económico y no cubrir las necesidades. La producción cooperativa se encamina a cubrir las necesidades humanas, su objetivo no es el despojo, sino la anulación precisamente del mecanismo que otorga ganancia perjudicando al asociado o consumidor.
Estamos entonces, con el cooperativismo, claramente, ante una propuesta humana que supera la rapiña, es un estadio superior de organización de la producción y la distribución proporcional de la riqueza. La humanidad debe enrumbarse decididamente hacia la sociedad cooperativa, apliquemos positivamente las enseñanzas sufridas.
El capital financiero ha expuesto ante el mundo sus leyes intrínsecas a partir de la explosión de las burbujas de dinero ficticios que movieron la economía hacia el colapso actual. Ese capital financiero que produce mayor ganancia que el capital productivo se encuentra en su etapa senil por efecto de su enfermedad congénita bien señalada por Smith: “parasitaria”.
¿Cómo encontrarán los millones y millones de hambrientos satisfacción si la realización y aumento del beneficio es el fin constante de la producción capitalista?
La preservación de la especie humana está en juego junto a la preservación de la naturaleza. El cooperativismo contempla ambos problemas en sus valores y principios.
Es de enorme interés resaltar que existe otra forma de organizar la sociedad y en esa construcción humana el sistema cooperativo despliega generoso todo su noble principio económico: la proporcionalidad del beneficio, en virtud al esfuerzo propio y la ayuda mutua.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!