Economía

El debate mundial: Estabilizar para crecer o crecer para estabilizar

Joaquín Estefanía se hacía esta pregunta en su artículo en El País de ayer domingo y a mí me sirve para iniciar una reflexión que pueda aportar algo de luz, al menos en mi mente, y conformar una posición más o menos clara al respecto.

Extrapolando la premisa del debate al lenguaje más coloquial, la cuestión es si hay que eliminar el déficit público para poder crecer, o si es mejor crecer y con ello se eliminaría el déficit público. El debate no es baladí, ya que orienta la política económica en una u otra dirección.

Así, si se elige la estabilidad para crecer, como ha hecho Zapatero, el principal y único objetivo debe de ser la contención del gasto público, la austeridad como hemos convenido todos en llamar. Ello supone la reducción de las inversiones públicas, la congelación de las subvenciones y la paralización de la mayoría de las obras públicas. Con esta actitud el Gobierno deja en manos del sector privado, en exclusividad, la dinamización de la economía.

Por otro lado, se puede elegir crecer para luego estabilizar, que es lo que ha hecho, por ejemplo, Obama en Estados Unidos. A través de una política fiscal expansiva se intenta dinamizar la economía apoyando al maltrecho sector privado. Con ello se incrementan los ingresos, en general, y los ingresos públicos, en particular.

Ambas son actitudes válidas y eficaces dependiendo de la situación de cada país. Está claro que no es lo mismo ser Estados Unidos que ser España. En nuestra economía global de mercado los inversores mueven su dinero de un lugar a otro a una velocidad vertiginosa y si ven cualquier tipo de peligro retiran el dinero de manera inmediata. Estados Unidos es lo suficientemente fuerte y poderoso como para estar seguro de que esto no le va a suceder, aún cuando se encuentre en una situación económica y financiera deficitaria, pero España no se encuentra en esa situación de poder y se debe supeditar al poder de los mercados.

Por ello, hay que comprender la decisión de Zapatero de apostar por la austeridad en lugar de hacerlo por una política fiscal expansiva, como le pedía su mentalidad socialista. El Presidente del Gobierno no podía permitirse incrementar el déficit público ya que ello hubiera provocado la retirada masiva de fondos privados de nuestro país, por lo que tomó la única decisión que podía, la mejor decisión para nuestro país.

Por una vez, y sin que sirva de precedente, Zapatero actuó como Presidente de Gobierno y no como un idealista con poder, decantándose por la solución pragmática en lugar de por la solución teórica.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.