3. Mejorar la red de infraestructuras y servicios
Por el espacio aéreo de la India circulan no menos de 5 aerolíneas nacionales, el gobierno indio ha conseguido lanzar una nave al espacio, y una gran parte de la población india viaja de manera habitual al extranjero, sin embargo, la red de comunicación e infraestructuras es realmente deficiente.
Las carreteras no terminan nunca de ser asfaltadas, y cuando lo son no perduran en el tiempo, debido al deficiente mantenimiento que reciben. Las obras de mejora se alargan innecesariamente debido a la enorme burocracia que se ve involucrada en cada pequeña obra y a la tremenda corrupción de la que ya hemos hablado. Ello provoca que cada viaje por carretera se convierta en una auténtica odisea, lo cuál dificulta el transporte de mercancías y de personas. No olvidemos que una buena comunicación terrestre sirve para vertebrar un país.
Además, la red de trenes, autobuses, cercanías y metropolitanos, aunque existente y en funcionamiento, es claramente insuficiente para la ingente cantidad de gente que reside en la India.
En este mismo sentido, la red de servicios básicos no cumple, ni por mucho, las expectativas mínimas de una sociedad avanzada. El agua no llega a toda la población, la basura se acumula en ciertas calles, y la electricidad sufre cortes periódicos.
Por tanto, las infraestructuras y servicios básicos son una asignatura pendiente para el gobierno indio.
4. Eliminar la religión de la vida cotidiana
La India es un ejemplo de tolerancia para el resto del mundo. Es gratificante comprobar como conviven en paz y armonía tantas religiones, tantas culturas, tantas lenguas, tanta diversidad, algo impensable para una sociedad tan arcaica y monopensante como la española.
Sin embargo, la religión está demasiado presente en la vida cotidiana de la India. Afecta al tiempo de ocio, al tiempo de trabajo, al tiempo familiar, a la manera de pensar, a la manera de percibir la realidad, y, por tanto, la tergiversa a su antojo, sobre la fantasía falaz de la fe.
Por ello, la India, como sociedad, no logrará alcanzar un nivel óptimo hasta que no aparque la religión, que no su cultura, aunque en demasiadas ocasiones éstos términos se tiendan a confundir. Y todo debe comenzar por el laicismo real, y no retórico, del gobierno indio.
Cuatro puntos, cuatro pilares sobre los que los gobernantes de la India deben comenzar la construcción de una sociedad firme, estable y sólida, que sea capaz de soportar el gran crecimiento económico actual.
Una construcción a largo plazo, sin resultados inmediatos, sin parabienes de las sociedades occidentales, pero, sí, claros beneficios para la sociedad nacional, para el propio pueblo de la India. Un camino, por tanto, difícil e ingrato, pero necesario.
Porque si no lo hacen, corren el peligro de que la casa se les venga abajo, y todo ello por haber comenzado a construir la casa por el tejado.