Economía

El desempleo sigue subiendo

La paramnesia es una «alteración de la memoria por la que el sujeto cree recordar situaciones que no han ocurrido o modifica algunas circunstancias de aquellas que se han producido», y aunque se ha popularizado últimamente bajo el apelativo francés de «deja vu» es un fenómeno que viene afectando al cerebro humano desde que el hombre es hombre, antes incluso de la desaparición del eslabón perdido.

Puestos, pues, a recordar fenómenos que creemos presentes en nuestra memoria, aunque es probable que no hayan ocurrido jamás, o sí, podemos echar la vista atrás, a esos momentos en los que nos congratulábamos porque dejábamos de trabajar durante nuestras vacaciones y recordar cuál era el principal problema de nuestra sociedad: el desempleo.

Un desempleo que nos vuelve a golpear de lleno en cuanto nos hemos puesto manos a la obra, con cifras del mes de agosto realmente desalentadoras, unas cifras que no hacen más que incidir en los graves problemas estructurales del mercado laboral español y que no han sido tratados en la reforma laboral que tanto ha enfadado a los sindicatos (pura pantomima demagógica) pero que no solucionará nada.

Porque la verdadera solución no pasa por hacer unos pequeños retoques aquí y unos cuantos cambios allá, la verdadera reforma pasa por un cambio de fondo.

Una reforma que promueva, de una vez por todas, la formación continua de los trabajadores, mejorando así su productividad y permitiendo a la economía española acceder, por fin, y de verdad, no por palabras de su Presidente, a la Champions League europea. Una formación continua que debe de comenzar en las empresas y ser subvencionada por la Seguridad Social.

Una reforma que garantice la desaparición de la dualidad que sigue lastrando a nuestra legislación laboral. Tuvo su momento, tuvo su razón, pero hoy ya no sirve. Todos los contratos deberían de ser indefinidos y con resolución contractual gratuita. De esa manera se evitarían injusticias flagrantes y se garantizaría la mejora de la productividad laboral, sí, lo sé, otra vez la productividad.

Una reforma que permita el trasvase de los trabajadores de los sectores económicos en decadencia hacia otros crecientes, porque los tiempos cambian, y los negocios prósperos de ayer son la lanzadera de los negocios prósperos de hoy, no su losa.

Una reforma, en definitiva, que Zapatero no se ha atrevido a realizar, pero que, mucho me temo, Rajoy tampoco haría si estuviera en el poder (no olvidemos que su máxima de oposición es que las elecciones las pierde el gobierno, no las gana la oposición). Una reforma que no se hará y que nos seguirá condenando a nuestro 9-10% de desempleo estructural en épocas de bonanza.

Algún día, sin embargo, algún día nuestros dirigentes echaran por tierra todos sus complejos obsoletos y se encargarán de gobernar el país, que es, en el fondo, para lo que son elegidos. Algún día, que puede que nunca llegue, sentémonos a esperar.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.