Corría el año 2002 y en esa época participaba yo en un programa de debate en una emisora local de televisión y recuerdo perfectamente que en una de las ocasiones en que en ese debate estaba participando también un diputado nacional del Partido Popular el cual a lo largo del debate estuvo haciendo alarde de los, según él, logros económicos de Aznar. Ante su reiteración le pedí que me dijera uno de esos logros económicos, le insistí que me dijera solo uno, y el diputado popular se quedó mudo y no me pudo responder. Tenía su fundamento, Aznar no había conseguido ningún éxito económico en los seis años que llevaba gobernando.
No, no estoy tratando de quitarle méritos a Aznar, entre otras razones porque careció de ellos y a las pruebas me remito. Aznar en la presentación de su último libro de memorias que debería haber titulado “Memorias de un desmemoriado” ya que trata aspectos del trágico 11M que ya están más que aclarados y él sigue empecinado en negar la evidencia, describió a los componentes de su Gobierno como un “equipazo”. Creo que si nos paramos un poco a pensar sobre cuál fue la gestión de Gobierno de Aznar a partir de 1996 hasta 2004, lo más llamativo es que comenzó a reescribir tres cuentos a la vez: El de “Alicia en el País de las Maravillas”, el de “Antoñita la Fantástica” y el de “La Lechera”.
Tres cuentos basados en la utopía que encajaban perfectamente con el “crecimiento” económico de España que, a la vista están los resultados, no fue más que pan para hoy y hambre para mañana. Resultó que el “crecimiento” se refería al aumento en toda España del parque de viviendas de las cuales los españoles nos dimos una “jartá”, que por cierto nos causó un empacho que aún nos estamos purgando para quitarnos de encima el mal cuerpo que se nos quedó. Pueblos enteros nacían por doquier. No hacía falta ser ninguna “lumbrera” para darse cuenta de que aquello iba a salir mal, no había gente para ocupar tantas viviendas, eso lo sabía hasta el tonto del pueblo, y eso estaba creando una situación de falsas expectativas a la que se añadió la alocada y desenfrenada carrera de la banca que ha llevado a este país a una situación de ruina económica y social jamás conocida desde que estamos en democracia. Lo de la banca ha pasado del todo a la nada. Se daban créditos de forma totalmente exagerada e irresponsable y sin las debidas garantías de recuperar esos créditos, esto todos lo sabemos, y de eso se ha pasado a una total y absoluta cerrazón de la concesión de préstamos e hipotecas y una grave carencia de apoyar económicamente a la pequeña y mediana empresa que es la que genera y crea puestos de trabajo.
No, el “equipazo” de Aznar no hizo más que hacernos creer a los españoles que éramos ricos, que había “pan” para todos. Nos llevó a la situación actual ya que puso la mesa, el mantel y los cubiertos siendo consciente de que ni la mesa, ni el mantel ni los cubiertos los íbamos a poder utilizar porque faltaba lo principal: La comida, el dinero. Ahora Aznar nos habla de “equipazo” y de que él creó durante su mandado no sé cuántos millones de puestos de trabajo que como el tiempo ha venido a demostrar eran empleos transitorios, en precario, Aznar fue el creador del “precariado” que como escuché decir a un profesor de la Complutense ha sido el que ha desplazado al proletariado, y que se jacta de decir que había solo tres millones de parados cuando el dejó la presidencia del Gobierno, pero no es capaz de reconocer que él y su “equipazo” dejaron las cosas en un estado que han propiciado el que hoy haya seis millones de desempleados.
Al “equipazo” de Aznar solo le faltó una cosa: Haber promocionado y subvencionado la plantación de boniatos al igual que hizo con la vivienda, si así lo hubiera hecho hoy tendríamos una reserva de boniatos que podrían quitar mucha hambre a los que en este país la están pasando porque eso sí, ha habido una buena cosecha de ladrillos, uno encima de otro, pero estos no se pueden masticar.
Este fue el “éxito” de Aznar y su “equipazo” y creo que cualquier persona consciente no me lo podrá rebatir. Lo que Aznar dejó para el futuro fue una bomba con la espoleta retardada.