La Cumbre de Doha, como parte de las reuniones que pretenden profundizar las políticas de libre comercio de la OMC, se encamina al fracaso. Entre las propuestas que no avanzan en estas reuniones se encuentra la eliminación de aranceles y subsidios a productos industriales, manufactureros y alimentos. Entre los principales opositores a estas políticas, se encuentra: Brasil, China, India y los Estados Unidos. Rusia, ni siquiera es miembro de la OMC.
Durante 2011, se ha puesto de manifiesto que “la mano invisible” es una ficción ideológica y de discurso político para implementar políticas cuyo único objetivo en un el mundo asimétrico de la economía internacional, es alentar al que compra dicha ideología a que participe: “flojito y cooperando”, es decir, implementando políticas que a la postre sólo beneficiarán a las trasnacionales.
Dos compañías (Cargill and Archer Daniels Midland) controlan tres cuartas partes del comercio mundial de granos. Cuatro grandes trasnacionales (Philip Morris, Nestlé, Procter & Gamble, y Sara Lee), controlan el 70% del Mercado de café. Sólo tres corporaciones (Cargill, ADM y Philip Morris) negocian el 80% de la producción mundial de cacao. Cinco agronegocios, (Astra-Zeneca, DuPont, Monsanto, Novartis y Aventis) representan dos tercios del Mercado mundial de pesticidas, casi un cuarto del mercado de semillas y virtualmente todas las semillas genéticamente modificadas.
De acuerdo a la FAO, el 80% del mercado mundial de alimentos es controlado por estas 10 grandes corporaciones. Según la misma FAO, cada seis segundos muere un niño de hambre en el mundo y cada día 17,000 niños pierden la vida por no tener nada que comer. Según la ONU, en el mundo ya hay más de 1,000 millones de personas que padecen hambre, la cifra más alta de la historia, y en todo el planeta hay 3,000 millones de desnutridos, lo que representa casi la mitad de la población mundial, de 6,500 millones.
Por otro lado, en los países miembros de la OCDE, considerados de “alto consumo”, la mala calidad de la nutrición, se manifiesta, de acuerdo a informes del propio organismo, en que en la población infantil de los países socios, uno de cada tres niños tiene sobrepeso; la mitad de la población total de los países socios tiene sobrepeso, es decir, una de cada dos personas; así como uno de cada seis es obesa. México ocupa el primer lugar en sobrepeso y obesidad, seguido por Estados Unidos. En México 30% de la población tiene obesidad y 70% sobrepeso. Lo sigue Estados Unidos, con 28% de obesos y 68% con sobrepeso.
En este escenario de catástrofe alimentaria, se está desatando la especulación de los cárteles con respecto a los alimentos.
El propio presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, dijo a la prensa en una conferencia telefónica que los precios de los alimentos se encuentran en «niveles peligrosos» y que hay razones para pensar que esto podría provocar nuevos disturbios en países como Egipto o Túnez, donde existen conflictos políticos. Actualmente los valores de los alimentos alcanzaron su nivel más alto en dos años, según la FAO.
El “mercado de alimentos” no es un concepto “abstracto”. Las empresas productoras no dejan de obtener ganancias. Cargill, en medio de la crisis financiera de 2009, la comercializadora de granos más grande del mundo, reportó un incremento de sus ganancias de cerca del 70%, respecto a 2007. Los beneficios para ADM, la segunda comercializadora más grande de granos, declinaron ligeramente en 2008, en parte debido a su gran volumen de inversiones en el mercado en baja de etanol de los EE.UU., pero aún así las ganancias de la empresa crecieron un 41% respecto de las registradas en 2006. Cargill, Nestlé, Monsanto, Unilever y ConAgra, manejan un valor combinado de ventas de 293 mil millones de dólares al año, mayor que el producto interno bruto de la gran mayoría de los países latinoamericanos. Empresas como Syngenta, Dupont o Cargill han anunciado beneficios multimillonarios durante 2010 por la comercialización del grano, al igual que en la crisis de 2008 las grandes multinacionales siguen logrando resultados positivos en sus balances.
Los especuladores, hoy, son quienes tienen más peso en los mercados de futuros, a pesar de que sus transacciones de compra y venta no tienen nada que ver con la oferta y la demanda real. En palabras de Mike Masters, gerente de Masters Capital Management, si en 1998 la inversión financiera con carácter especulativo en el sector agrícola era de un 25%, actualmente ésta se sitúa alrededor de un 75%. Estas transacciones se llevan a cabo en las bolsas de valores, la más importante de las cuales, a nivel mundial, como la Bolsa de Comercio de Chicago, mientras que en Europa los alimentos y las materias primas se comercializanen las Bolsas de Futuros de Londres, París, Ámsterdam y Frankfurt. Es principalmente, gracias a Goldman Sachs, es que este sector económico se ha vuelto popular para la especulación.
Los planteamientos de la Cumbre de Doja, de darle mayor libertad a los especuladores de bajar los precios de compra por un lado, destruyendo a los productores nacionales y permitiéndoles aumentar las ganancias, por medio de la eliminación de aranceles; y por otro lado, eliminar los subisidios para acabar con la endeble soberanía nacional de muchas Naciones, son un suicidio. El sólo hecho del fracaso del fracaso de esta psicópata intentona neoliberal, conocida como la Cumbre de Doha, ya debe entenderse como un avance, aunque los líderes de nuestros países, aún no tengan el coraje para implementar las políticas soberanas necesarias para salir de este problema mundial.