Millones de españoles, en alguna ocasión, se han preguntado cómo es posible que un personaje de la categoría y características de Rodríguez Zapatero haya podido llegar a ser presidente de Gobierno. Encontrar una explicación coherente resultaría harto difícil, dada la total ausencia de los más elementales y necesarios valores requeridos para un puesto de tal responsabilidad. Algún día, será la historia quien juzgue y explique este suceso con rango de verdadera tragedia para España.
El 20-N llegará y se celebraran elecciones generales, que de no producirse un hecho insólito, el socialismo sufrirá en las urnas el mayor desastre plebiscitario jamás contado. Superando incluso a la catástrofe cosechada recientemente en los comicios autonómicos y municipales del 22-M.
Dicho acontecimiento provocará que Zapatero abandone la Moncloa y deba replantearse qué hacer con su vida, partiendo de la base que carece de profesión anterior conocida, con independencia de su licenciatura en Derecho, dado que su “ocupación” fue siempre la política. No obstante, lo que verdaderamente le preocupa al presidente, es que nadie le pregunte por su futuro ni le insinúen ofertas de ningún tipo.
Ante lo incómodo de la situación y que tampoco se fía demasiado a estas alturas de sus 660 asesores presidenciales, que ya están con un pié en la calle, ha tomado la decisión de ir soltando discretamente cuáles son sus planes a los más íntimos. Inicialmente ha decidido que un toque de cultura y erudición, para contrarrestar esa imagen de “indigente mental”, consistirá en dedicarse a leer todo lo publicado por su admirado catedrático, Eduardo García de Enterría, padre de la LOAPA aprobada en el año 1982 mediante acuerdo entre el PSOE y UCD. Todo ello obedece a su inquietud por el Estado autonómico (triste vocación tardía).
A continuación, nuestro aún todavía presidente, tiene previsto “redactar” profundos informe para el Consejo de Estado, aunque solo sea para justificar la pasturanza que comenzará a cobrar de dicho organismo. El tema estrella, ya apuntado, versará sobre las necesarias reformas del sistema autonómico. Lo que no declara es quien será su “asesor” en estos menesteres, para que no se repita otra vez los de las mofas y befas de las lecciones de economía en dos tardes del exministro Jordi Sevilla.
En relación con los desplazamientos, será usuario asiduo del AVE León-Madrid, previsto que entre en funcionamiento en el 2012, aunque ya no podrá inaugurarlo el ministro de Fomento del PSOE, José Blanco por permanecer en esas fechas a la real y amarga oposición.
Lo que parece más atrevido, aunque para algunos mueve a la hilaridad, es su decidida intención de dedicarse a impartir conferencias y ofrecer coloquios por todo el mundo. En definitiva, actuar como los anteriores presidentes Felipe González (PSOE) y José María Aznar (PP), con el mismo caché económico. Sería muy curioso (por no utilizar otro adjetivo) conocer la opinión personal de sus antecesores en el cargo sobre este zapateresco proyecto.
¿De verdad considera Zapatero que alguien con dos dedos de frente perdería miserablemente el tiempo leyendo “sus” informes? Más acertado resultaría que un buen amigo (si le quedan), le advirtiera que eso de escribir es bastante más serio de lo que él piensa. Todavía estamos esperando una sola línea suya publicada en algún medio.
Presidente: encontrar a alguien, incluso de su propia formación política, que sea capaz de defender honestamente su gestión es prácticamente imposible. De todos es conocida su inanidad y despropósitos. Por mucho que se empeñe, asumiendo que es tristísimo, solo será recordado como el más nefasto presidente de la joven democracia española. ¿Por qué no abandonar en silencio y humildemente cargo, partido y política y tener el valor de pedir perdón a todos los españoles por las barbaridades cometidas? Anímese. Tendría nuestro eterno agradecimiento.