Algo estamos haciendo mal si en la época tecnológicamente avanzada en la que vivimos mantenemos 44 millones de personas pasando hambre, según el último informe del Banco Mundial, y ese algo tiene mucho que ver con el egoÃsmo capitalista que conlleva la especulación financiera brutal hasta el punto de que no nos importe lo que le esté sucediendo al resto del mundo.
Porque a poco que la solidaridad existiera entre los paÃses, entre los mundos, entre las personas, el mundo, en su conjunto, serÃa autosuficiente, que puede, y nadie pasarÃa hambres, todas las personas del mundo tendrÃan sus necesidades básicas cubiertas y yo no estarÃa escribiendo este artÃculo, ni el Banco Mundial haciendo informes sobre el hambre en el mundo.
Pero para que haya ricos tiene que haber pobres, el poder de uno se basa en la miseria de otros, incluso en los propios paÃses afectados por hambrunas tremendas unos pocos se quedan con todo y condenan al resto de la población a la nada, vendiéndoles la prosperidad como un sueño inalcanzable, como algo a lo que ellos no tienen derecho.
Como seres humanos que somos deberÃamos de realizar una reflexión real sobre nuestra esencia y luchar de verdad por lograr la equidad a nivel mundial, más allá de curar nuestras conciencias enviando dinero que sabemos que siempre se queda en los órganos de poder, que se enriquecen y no ayudan a su propio pueblo.
Y tienen responsabilidad los gobiernos occidentales, y los pueblos que los eligen, porque nos empeñamos en no querer ver más allá de nuestras propias narices, en obcecarnos con nuestras propias preocupaciones frÃvolas y olvidando las miserias de otros, tan lejanos, que sólo nos interesan en Navidad.