La Medalla
                                                  Â
        * Acabo de salir de una retención estúpida cuya única responsable es la inoperante policÃa mexicana y no he podido tener opción de publicar éstos dÃas, pero nada mas quedar liberado me encuentro en mi bandeja de entrada de mi correo el siguiente mensaje: http://groups.google.com/group/el-librepensador/browse_thread/thread/29673036d030747f?hl=es . No creo que sea nada bueno favorecer la competición, no estoy aquà para eso. Ésto es lo que se me ocurrió, nada mas leer el mensaje anteriormente mencionado:
     «Aquella noche al llegar a casa me encontraba rendido; aquel dÃa …no habÃa sido normal.Â
     Por la mañana, habÃa salido a trabajar, como siempre, pero mi trabajo,… no fue como siempre; me encontré con mis compañeros de siempre, pero mis compañeros,… no fueron como siempre; salà a vender, como siempre, pero mis ventas,… no fueron como siempre. Y todo porque el jefe habÃa elegido aquel dÃa para entregar …»EL PREMIO AL MEJOR VENDEDOR DEL DÃA». Y fue entonces cuando mis compañeros de todos los dÃas,…pasaron a convertirse en mis competidores,… mis enemigos.Â
     Siempre habÃa deseado tener,… poseer aquella reluciente medalla, que otorgaba el «premio al mejor vendedor»,…pero ésta vez serÃa mÃa,… y ningún compañero, pormuy amigo que fuera iba a arrebatármela,… no señor ¡ Asà pues, aquella mañana, salà dispuesto a ser el mejor vendedor del dÃa… Y LO CONSEGUà ¡¡¡ Ahà estaba,…»la Medalla»,.. en su cajita de terciopelo rojo… Aquella noche al llegar a casa lo primero que hice fue colocarla orgullosamente, sobre la chimenea del salón,…el lugar más privilegiado de mi casa,… y dedicarme a admirarla durante largo tiempo. Poco a poco, el cansancio me fue venciendo y debà quedarme dormido…Â
     De pronto me encontraba en medio de un desierto,… no se veÃa otra cosa que arena,… arena por todas partes… No supe qué hacer, asà que empecé a caminar para excrutar… aquel extraño lugar…
     No llebaba caminando ni 10 minutos, cuando pude apreciar claramente sobre la arena,… unas huellas que se perdÃan en el horizonte. De repente y sin darme tiempo a reaccionar,… algo pasó corriendo a mi lado como una exhalación. Cuando me volvÃ,… ya habÃa desaparecido en el horizonte. Un rato después pude recuperarme del susto y reanudé la marcha, buscando alguna señal de vida, cosa que no tardó en aparecer,… porque allÃ, a unos 100 metros se levantaba una pequeña chabola de madera, casi podrida por el sol. Esta vez me fui acercando con mucho tiento, no fuera a repetirse la experiencia anterior. Empujé la puerta lentamente,… pero no pude ver nada,… hasta que mis ojos se acomodaron al paso de la luz del sol a la mas profunda oscuridad. Entonces lo que vi,… me dejó paralizado: la estanciaestaba completamente vacÃa,… salvo por un pequeño detalle,… en una de las esquinas, habÃa una vieja sentada en su mecedora,… tejiendo una larguÃsima bufanda roja,… y que ocupaba toda la habitación.
     La vieja,… sin repara en mÃ, seguÃa tejiendo mientras se mecÃa lentamente y a cada vaivén de su mecedora,… la vieja repetÃa una y otra vez la misma letanÃa…»NO ESTA BIEN, NO SEÑOR, NO ESTA BIEN…»
     Pasó asà un buen rato, hasta que sindejar lo que estaba haciendo, y sin levantar la vista,… me preguntó:
           – Qué buscas…?
     Yo no supe que responder…
           – Dónde vas…?
     Esta segunda pregunta, me puso más nervioso que la primera,… pero permanecà en silencio.Â
     Entonces la vieja, dejó de mecerse y dejó de tejer para decir:
           – Soy una mujer vieja y estúpida,… que teje una estúpida bufanda,… que se mece en una estúpida mecedora y que repite siempre y siempre la misma estúpida letanÃa; pero sin embargo,… hay en éste pequeño planeta en el que moro,… alguien que es más estúpido aún que yo. Un pequeño ser de largas patas y largos brazos,… con un enorme y único ojo, que dedica, sin saberlo,… todos sus esfuerzos y todo su tiempo a correr detrás de sus propias huellas ,… creyendo que pertenecen a otro corredor que va delante de él. El pobre desdichado,… no sabe que éste pequeño planeta en el que se encuentra,… apenas tiene 1 kilómetro de circunferencia,… y que cada 7 minutos , pasa siempre por el mismo sitio por el que pasó hace 7 minutos. El pobre es asÃ, le gusta competir sin darse cuenta de que lo esta haciendo… contra sà mismo ¡
     La vieja,… tras una pausa, comenzó a tejer de nuevo su larga bufanda roja,… y a mecerse en su vieja mecedora,… y a repetir a cada vaiven,… la siguiente letanÃa:… «NO ESTà BIEN, NO SEÑOR, NO ESTà BIEN»…Â
     A la mañana siguiente,… cuando me desperté, lo primero que hice fue dirigirme al salón,… cogà la medalla que habÃa colocado en la chimenea la noche anterior y… la guardé en un cajón de mi habitación.
     No querÃa que nadie la viera… ME AVERGONZABA ¡»