Sabía, como el diablo, por viejo y por sabio, por años de experiencia y por años de estudios, por vivencias pasadas y por estudios propios, por ver las cosas venir y por analizar los datos con rigurosidad extrema, y todo con templanza, con pasión cerebral y nada sentimental.
Sabe, por conocer la realidad en la que vive, la realidad que pasó, y la realidad que está por venir, pero que él no determinará, por haber sido apartado del Ejecutivo, al que él dio consistencia, pero del que ahora sale por la puerta de atrás, como no se merece, de manera injusta.
Porque Pedro Solbes fue la piedra sobre la que Zapatero ganó su reelección, gracias al excelente debate contra Pizarro. Porque Pedro Solbes fue la piedra sobre la que Zapatero cimentó su primera legislatura, al que encomendó toda la gestión integral de los Presupuestos del Estado. Porque Pedro Solbes se había convertido en la piedra en el zapato de Zapatero, porque ponía rigor estadístico y datos reales contra los conceptos abstractos y sin definir del Presidente.
Por ello Solbes acabó por hartarse y por peder la ilusión, porque veía que sus opiniones ya no contaban, que se había convertido en el fontanero que tapaba todos los escapes de agua, todos los excesos del resto de Ministerios, y no recibía nada más que críticas, injustas en su mayoría, acertadas en ocasiones.
El tiempo dará y quitará razones, el tiempo juzgará la labor de Pedro Solbes al frente del Ministerio de Economía, el tiempo demostrará su excelente labor, aunque ahora la prensa se limite a mirar las dos crisis coyunturales que tuvo que sufrir (1993 y 2008), ante las cuáles ninguna responsabilidad tuvo, y de las cuáles nunca le dejaron salir, una por cambio de signo en el Gobierno y otra por cambio de dirección en el Gobierno.
No nos engañemos, Pedro Solbes ha sido y es una de las figuras políticas y económicas más importantes en la historia de este país, un hombre que supo afrontar sus responsabilidades con honestidad y que nunca se amilanó ante una contrariedad, un referente para todos los que amamos la Economía.
¡Hasta siempre!