El Banco Central Europeo está siendo la única institución que se está comportando de una manera sensata durante la presente crisis financiera y económica, aportando siempre su granito de arena a la recuperación desde el rigor económico y la sensatez financiera.
Sin demagogias baratas ni palabras altisonantes, el organismo financiero que vela por la buena salud del Euro ha ido dando los pasos correctos a cada momento, rebajando el tipo de interés cuando era menester y promoviendo la fluidez de los créditos en el mercado financiero sin poner en riesgo, por ello, la viabilidad del sistema.
El propio Trichet es una figura intachable, una voz reputada y reconocida que sienta cátedra en cada intervención ante los medios de comunicación, muy alejado de antecesores en el cargo o de colegas en otros organismos también supranacionales, aunque de mucho menor rigor, como, por ejemplo, el FMI.
En su reunión de hoy, jueves, la entidad ha decidido mantener los tipos de interés en el 1%, una excelente noticia para los hipotecados de la Eurozona, a la vez que ha recuperado las cláusulas crediticias que instaurara al comienzo de la crisis, con el objetivo de beneficiar la recuperación que se comienza a atisbar.
Una recuperación que debe de ser supervisada en todo momento y no ser abandonada a su suerte, como parece que intentan hacer muchos gobiernos europeos. Una recuperación que exige un apoyo continuo desde los sectores financieros, un apoyo que la banca privada no está siendo capaz de aportar.
Además, Trichet ha sido capaz de tranquilizar a aquellos inversores que intuían una posible salida de Grecia del Euro por culpa de sus problemas fiscales. El Gobernador del BCE no ha dudado en afirmar que la salida del país heleno de la moneda única es algo que no se va a dar bajo ninguna circunstancia.
En definitiva, Trichet es un hombre riguroso y sensato, que representa a una entidad seria y coherente, que no cede a los intereses particulares de ningún Gobierno y vela, dentro de sus posibilidades y sufriendo sus propias limitaciones, por el mantenimiento de las condiciones que le fueron exigidas desde su fundación.