Uno de los efectos del cambio global es el aumento de CO2 atmosférico. Esto provoca cambios importantes sobre los seres vivos y los ecosistemas. Un estudio, liderado por la Unidad de Ecología Global de CREAF-CSIC, relaciona este fenómeno global con los movimientos de las masas forestales perennifolias, como los bojedales, los encinares o los pinares, en detrimento de las caducifolias, como los hayedos o los robledales.
En las últimas décadas se han observado movimientos de las masas forestales de la tierra. Concretamente, en el área mediterránea, los científicos han observado como los bosques de hoja perenne, formados por ejemplo por boj y encinas, han ido ganando terreno a costa de los bosques de hoja caduca como los hayedos o los robledales.
Hasta ahora se pensaba que estos movimientos eran causados principalmente por el calentamiento global y el aumento de temperaturas. Sin embargo, la consideración de otros componentes del cambio global, como el aumento del CO2 atmosférico, han hecho replantear esta hipótesis. Ahora, la última edición de la revista Trends in Ecology & Evolution dedica su portada a un artículo que da una nueva perspectiva a este fenómeno y plantea nuevas ideas para prever cómo serán los bosques del futuro.
Los autores, Josep Peñuelas, de la Unidad de Ecología Global del CREAF-CSIC, Niinemets Áœlo, de la Universidad Estonia de Ciencias de la Vida, y Jaume Flexas, de la Universidad de las Islas Baleares, presentan argumentos que relacionan el aumento de la concentración de CO2 en la atmósfera con el movimiento de estos grandes ecosistemas.
Los autores afirman que las altas concentraciones de CO2 provocan una mayor tasa de fotosíntesis y un uso del agua más eficiente por parte de las plantas. Asimismo señalan que, debido a las diferencias estructurales de las hojas, los árboles perennifolios presentan este fenómeno mucho más intenso que los caducifolios. Esto les da más competitividad y facilidad para ganar territorio en este nuevo escenario ambiental.
«El aumento de la concentración del CO2 en la atmósfera es una de las consecuencias del cambio global. Esto provoca efectos sobre los seres vivos y altera el funcionamiento de los ecosistemas», incide Peñuelas. Los investigadores ponen de manifiesto que este fenómeno provoca cambios muy importantes. «Esperamos que este artículo potencie el debate y la investigación en los efectos del aumento del CO2 sobre los seres vivos», añade el investigador catalán.
Los árboles de hoja perenne, más competitivos a niveles elevados de CO2
El CO2 es un gas directamente relacionado con la fotosíntesis. Las plantas aumentan su fotosíntesis a un nivel creciente de CO2. Sin embargo, se saturan a grandes concentraciones. El mismo efecto se observa con el uso del agua. A altas concentraciones de CO2 a la atmósfera, aumentan su eficiencia y son menos sensibles a las sequías.
Por otra parte, se sabe que las hojas de las especies perennes, como el pino u otras coníferas, difieren mucho de las hojas de especies caducas. A grandes rasgos, las hojas de las especies perennes tienen un tejido estructural más fuerte, formado de células más resistentes y con paredes más gruesas, para soportar los diferentes períodos de crecimiento.
Esta conformación robusta hace que la difusión de CO2 de la atmósfera hacia el interior de la hoja, donde se hace la fotosíntesis, sea más lenta. Por tanto, la difusión retardada provoca que, en un ambiente con elevada concentración de CO2, el proceso de la fotosíntesis no se sature tan rápido y la eficiencia en el uso del agua pueda aumentar más.
Las hojas caducas, en cambio, como no disponen de estas hojas tan resistentes, están muy expuestas a estos incrementos de CO2. La difusión es muy rápida y cuando el CO2 aumenta sus concentraciones en la atmósfera, éste entra rápidamente en el interior de la hoja, satura el proceso de fotosíntesis y permite sólo un menor aumento de su eficiencia en el uso del agua.
El proyecto MONTES, los bosques mediterráneos y el cambio global: amenazas y oportunidades
Este estudio se enmarca en el proyecto MONTES-Consolider 2009-2011. Una iniciativa, que se coordina desde el CREAF y que cuenta con un centenar de investigadores de unas once instituciones. Su objetivo es hacer una investigación científica que permita entender mejor la interacción entre los bosques y el cambio global para determinar la mejor manera de integrar la gestión de los bosques como estrategia de mitigación de sus efectos.
El proyecto se estructura en tres ejes fundamentales: el análisis de la influencia del cambio global en la estructura y el funcionamiento de los bosques, el estudio de la forma en que los bosques pueden hacer variar los efectos del cambio global y la modificación de estas interacciones mediante la gestión forestal.
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Referencia bibliográfica:
Niinemets, U.; Flexas, J.; Peñuelas, J. (2011) «Evergreens favored by higher responsiveness to increased CO2». Trends in Ecology & Evolution vol. 26(3): 136-142. http://dx.doi.org/10.1016/j.tree.2010.12.012
Fuente: CREAF