Parece mentira que a estas alturas de la película todavía nos sigamos creyendo que las empresas de calificación y las consultoras internacionales tienen un criterio riguroso a la hora de emitir sus informes en lugar de moverse por los vaivenes de los intereses financieros y económicos, los suyos, se entiende, porque pruebas al contrario, de lo primero, que no de lo segundo, tenemos todas las que queramos.
Y la última se ha escenificado en este último mes sin que parezca que nadie se lleve las manos a la cabeza, supongo que porque estamos muy ocupados con victorias electorales, refundaciones ideológicas y acampadas reflexivas, pero el caso es que Goldman Sachs, nos la ha vuelto a jugar.
Hace apenas un mes, emitió un informe en el que podía prometer y prometía que el precio del petróleo bajaría en los próximos meses, incluso, el próximo año, debido a la burbuja especulativa que estaba inflando el precio de las materias primas en general, y del petróleo en particular. Razón no le faltaba, no digo que no, pero con ello consiguió que todos los inversores se deshicieran de sus intereses en petróleo.
Convencidos, pues, de que el petróleo bajaría, nos las prometíamos muy felices, no por Goldman Sachs, que en el fondo nos trae sin cuidado, sino por que bajaría la gasolina, ¡qué inocentes somos!, pero hete aquí, que ahora aparece otro informe firmado, ¿a ver si lo adivinas?, sí, eso es, por Goldman Sachs, que jura y perjura que el precio del petróleo crecerá en los próximos meses y durante el próximo año.
¡Voilá!
El juego ya está planteado y acaban por ganar los mismos, los de siempre, los especuladores más execrables, esos que engañan para sacar provecho. Con el primer informe de Goldman Sachs, todo el mundo vendió y ellos compraron, y con este segundo informe todos compran y ellos venden, ¿quién sale ganando de todo ésto?
Eres lo suficientemente inteligente como para que no te lo tenga que decir.