Sociopolítica

El laberinto africano

De cuando en cuando asalta los medios de comunicación  el pavoroso problema del sida en África. Este es  un  lado más de un maligno poliedro que tiene otras caras: pobreza  crónica, ausencia de democracia y de Estado, luchas tribales, hambrunas cíclicas, clanes dirigentes carcomidos por la corrupción, el pozo sin fondo donde cae la ayuda humanitaria y un doloroso etcétera. ¿Qué ha ocurrido en África? ¿Cuál es el hilo de Ariadna que  puede orientarnos en este laberinto? La Europa del Oeste se configura  como una magnífica unidad proyectada a un futuro indeterminado; la Europa del Este sale de su letargo totalitario; Estados Unidos disfruta de su liderazgo; en Asia los “dragones” desarrollan un capitalismo agresivo y China se consolida económicamente; en América del Sur la democracia se abre paso con trabajo y sudor, aunque últimamente con cierta recaída en el endémico mal del populismo. 

En todos estos lugares hay problemas, pero se vislumbran posibilidades (aunque sean remotas) de desarrollo y democracia. Pero África está al margen de esta corriente, sumida en un marasmo que la sitúa en un estadio que dejamos atrás hace más de un siglo. De una situación de colonialismo, se vislumbró el rayo de  luz de la descolonización en  la postguerra. Con la precipitación de las metrópolis y la presión interesada de la Unión Soviética, el proceso se hizo mal. El poder pasó de manos extrañas a las manos de las oligarquías locales. Los experimentos sociales de éstas, que mezclaban, en dosis variables, socialismo real, nacionalismo y populismo demagógico, han llevado a los africanos a niveles de renta inferiores a los de la época de las colonias. ¿Soluciones? Se dirá que la condonación de la deuda, la ayuda humanitaria, el embargo de armas… La verdad es más compleja y cruda: esa realidad  que se llama Estado y que comienza a cristalizar en Occidente en el Renacimiento (esto es: el paso de una comunidad tribal basada en la identidad  cultural a una comunidad estructurada como conjunto de ciudadanos), esa realidad aún no existe en África. Hay que solucionar, previamente a todos los demás, este problema político y radical. Saber cómo hacerlo, conocer la misteriosa salida del laberinto, sería poseer la piedra filosofal de las ciencias sociales.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.