EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Estamos en un país donde los que entienden en lo concerniente a la Administración de Justicia, los jueces, nos van a volver locos a todos los ciudadanos que, ante esta situación de desconcierto, vemos asombrados como, desde nuestra posición de legos en la materia, se están resolviendo unos y desarrollando otros casos que tendrán su explicación técnica, si así no fuera sería terrible, pero que no entendemos.
No es mi intención defender al juez Garzón al que recientemente han hecho comparecer ante la Justicia porque este juez no necesita a nadie que le defienda. Su impecable trayectoria profesional y su dedicación son avales suficientes para que esté fuera de toda sospecha.
Quien le iba a decir al juez Garzón, una persona relativamente joven, que se iba a ver ante un tribunal llevado por el largo brazo de un general de triste y nefasto recuerdo. Cuando prestigiosas asociaciones e instituciones internacionales de juristas apoyan al juez Garzón y consideran que ha actuado bien en lo concerniente a intentar investigar los crímenes del dictador, aquí, en España, donde tenemos perfecto conocimiento de todo lo relacionado con la bárbara actuación de un personaje al que en el colmo de la adulación le llamaron “Generalísimo”, sería para quitarle su complejo de bajito, por eso le alargaron el tratamiento, se planta a un juez, Baltasar Garzón, ante otro juez. Se imputa a un juez cuyo “delito” ha sido el de atender las justas denuncias de unos ciudadanos que perdieron a muchos de sus familiares de forma trágica y cruel y encima se les niega el derecho a darles a estos una sepultura digna.
El largo brazo del general está impidiendo que se juzgue a aquellos que cometieron crímenes atroces. El largo brazo del general está impidiendo que se exhumen los restos de sus víctimas para que les puedan dar sepultura en aquel lugar que sus familiares consideren más conveniente. ¿Ha muerto el general? ¿El largo brazo del general está aún en muchas instituciones públicas? No lo sé, pero algunos hechos dan mucho que pensar. Pensar es libre. Creo que esto no lo podrá impedir el largo brazo del general. Creo, deseo creer.