Los liberales hemos vivido con verdadero pavor durante estos últimos años cada una de las medidas económicas que se han ido implantando desde el gobierno socialista, porque los liberales sabíamos perfectamente hacia dónde nos conducían. Y aunque en su momento intentamos advertir que determinadas políticas, y la falta de toda previsión económica nos arrastrarían al abismo más profundo, nuestra débil voz a nivel político se veía diluida porque el liberalismo ciertamente no está debidamente representado en España, lo que nos impide trasladar adecuadamente nuestra alternativa liberal a los medios de comunicación. Todo ello se debe a la lamentable, entre otras cosas, desunión existente entre los liberales, pero también a los errores que cometieron los liberales clásicos en el pasado.
Tras el primer Congreso Liberal de Palma de Mallorca que protagonizamos tanto el PLIE como el pCUA, la unidad de los liberales de España está en marcha y creemos que es posible empezar a cambiar las cosas, a remozar el patio. Hemos pasado de ser algunos liberales aislados, a ser un grupo sólido y con un gran empuje. Los liberales tendremos mucho que decir en un futuro no muy lejano. Sin embargo, todo depende de lo que cada uno de nosotros aportemos en esta causa. Nuestra capacidad para transmitir el mensaje liberal es pequeña, y nuestros enemigos políticos muy grandes. No obstante, estoy convencido que la suma de todos nuestros esfuerzos empezará a dar sus frutos y llegaremos finalmente a ser, más temprano que tarde, no sólo una referencia para otras agrupaciones liberales de España, sino también una verdadera alternativa al bipartidismo existente.
El futuro del liberalismo en España pasa necesariamente por la unidad de los liberales, y no sólo me refiero a nosotros mismos, PLIE y pCUA, sino también a todas aquellas agrupaciones españolas que se dicen liberales, y a todas aquellas personas que nos han mostrado su simpatía y que están dispuestos a apoyar este proyecto. Los liberales podemos acabar con los problemas de España, sí, pero sólo si somos capaces de apartar nuestras lícitas ambiciones para salir victoriosos en esta nueva oportunidad que nos ofrece la historia. Debemos empezar por dar la batalla ideológica, convertirnos en los cruzados del liberalismo, enfrentarnos a la arbitrariedad intervencionista de la izquierda y, al dogmatismo intolerante del conservadurismo.
España está sumida en el desastre económico y político, y para llegar hasta aquí se han tenido que cometer muchos y grandes errores. Haciendo autocrítica, también considero que nosotros los liberales en España hemos tenido buena parte de culpa, porque no hemos sabido superar nuestras discrepancias, lo que nos ha llevado a tener una escasa representación política, contrariamente a lo que ocurre en los países de nuestro entorno europeo. Sin embargo, nosotros los nuevos liberales del siglo XXI, sabremos aprovechar esta segunda oportunidad que nos ofrece la historia. Lo que está sucediendo nos ha puesto en punto de la diana electoral y los ciudadanos sabrán apreciar lo que hacemos, siempre y cuando todos nosotros estemos dispuestos a constituir una renovada y verdadera alternativa liberal. No es la hora de protagonismos inútiles, es la hora de salir de nuestro caparazón, de nuestras pequeñas parcelas de influencia, con el fin de rehabilitar y reconstruir el nuevo liberalismo español.
Probablemente nada de lo que hoy estamos sufriendo en España sucedería si hubiésemos hecho bien las cosas, porque nuestras propuestas liberales son las únicas que permitirán reconducir la situación, y esto lo saben bien tanto los conservadores como los socialistas, pero sobre todo lo saben los ciudadanos. Sólo nosotros, los liberales, somos capaces de entrar en la batalla ideológica y enfrentarnos a las políticas inconsistentes e inútiles del socialismo. El conservadurismo es incapaz de asumir dicho papel, porque no creen en la evolución de las personas, ni de las instituciones. Este es nuestro momento, y para hacerlo realidad hay que empezar por renovar el liberalismo español, sacudirse el conservadurismo, y así, como ocurre en el resto de Europa, convertirnos en la nueva y verdadera alternativa «liberal» para la sociedad.
Gunther Zevallos.