Convención demócrata, convención republicana… Los dados están en el aire, pero no sobre el tapete. ¿Jugará Dios con ellos? Habrá que tomar partido. Yo, aunque no tengo vela, lo tomo. Obama me descompone. No echaría con él unas manitas de póquer ni le daría el número del teléfono rojo. ¡Me recuerda tanto a Zapatero! No soy el único que lo dice. Á‰l, en cambio, como su gemelo leonés, no dice nada, aunque hable mucho. Es un clown, no sólo un clon, pero sin gracia. Maldita la que tiene. Vende escardillos y musarañas. Expriman sus discursos: no caerá en el vaso un concepto o una idea. Sólo vaguedades ternuristas de cuentos para niños bobos. Lo votarán los mentecatos, pero el mundo está lleno de ellos. ¡Que nos lo digan aquí! Zopama y Bamatero son maestrillos de la misma escuela y flautistas del mismo coro. La escuela: mentir, prometer, engañar, dialogar, negociar, sonreir, socavar, no llegar a ninguna parte, no mantener la palabra dada… ¿Qué es el viento? Aire en movimiento. Á‰se debería ser su eslogan. El coro: change, change, change… ¡Qué matraca! Cuando oigo hablar a un político de eso, ya sé que estoy ante un botarate. ¿Cambiar qué? ¿Todo? ¿Algo? ¿De qué forma? ¿Con qué fin? ¿Qué pondrá el cambista en el lugar de lo cambiado? Se cambia para mejor o se cambia para peor. Lo del cambio es como lo del talante: un flatus vocis que por sí mismo no significa ni dignifica nada. Yes, we can. ¿Qué es lo que podemos? Falta el predicado, y sin él no hay poder que valga. No diga usted tonterías, señor Zopama, porque puede hacerlas. Y las hará, de fijo, si sus compatriotas le dan el poder de hacerlas. ¿Cometerán esa locura? Quizá, porque el mundo está lleno de mentecatos y el pueblo, cuando vota, se equivoca casi siempre. ¡Que nos lo digan aquí! Usted es peligrosísimo, señor Zopama. Bush se lo ha puesto tan fácil como Rajoy se lo puso a Zapatero. Encima, a diferencia de su homólogo, es guapetón, simpaticote y de raza negra, lo que siempre ayuda. Tiene ya ganado, de balde, el voto multiculturalista. Y eso que lo de su negritud es sólo una verdad a medias y, por lo tanto, otra impostura sabiamente manejada por su equipo de agitprop. ¿Negro usted, que es hijo de madre blanca? Dejémoslo en mulato, y va que arde. ¿Arderá América? No, no lo hará, aunque usted gane, porque allí mandan la ley y la sociedad. Los poderes del Presidente son, gracias a Dios (en Á‰l you trust), muy poca cosa. Truman, Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Carter, Ford, Bush I, Clinton, Bush II… ¡Menuda patulea! Y, sin embargo, su país ha sobrevivido a todos. Ya sé que me salto a Reagan. Adrede. Es la excepción a tanta mediocridad. Pero si usted gana, mi dilecto zapaterito yanqui, arderá el mundo, porque en él sí que mandan el Pentágono, el Capitolio y la Casa Blanca. Por eso yo, si fuese norteamericano, votaría a Sarah Palin. Me gusta esa mujer. McCain es una incógnita. Más vale bueno por conocer que malo conocido. Los dados en el aire. La suerte, por fortuna, no está echada. In God we trust.
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Sobre el Autor
Jordi Sierra Marquez
Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.