No sé si los redactores de los diarios son conscientes de que a veces, aun sin quererlo, encriptan mensajes o soflamas en sus crónicas y gacetas, o lanzan veladas y sutiles amenazas encubiertas que ni ellos mismos son capaces de descifrar. Se me están acumulando las suspicacias, suelo desayunar algunas veces un edulcorado café de cuarto de milenio, y me leo en sus posos el devenir del día que toca, como el horóscopo científico de la Teletienda, que a fuerza de perogrulladas nos acierta, por insistencia, los designios.
Ruedas de fortuna aparte, el caso es que tenía cuatro migas diferentes abiertas en sus pestañas de texto, a la espera del ingenio. En la primera iba a reseñar lo de la poza de petróleo que parece ser han encontrado en Ayoluengo las perforadoras inglesas, en la vieja Lora, en Burgos. Muchos la evocarán porque allí, en 1964, NODO y pandereta mediante, Franco anunció a clarín que sí, que en España hay petróleo y que al fin íbamos los españoles a calzarnos el mundo por montera. Casi medio siglo después, han tenido que venir los orgullosos británicos a darle la razón al Caudillo. Porque efectivamente, parece que sí, que lo hubo, oro negro, que las tripas burgalesas guardan el maná prometido. Está por saberse si es una tacita de consomé Knorr o un mar subterráneo como los de Julio Verne. En todo caso, las acciones de la susodicha empresa, al olor del efímero chascarrillo, han subido un 31% en la Bolsa de Londres. La vieja táctica de Lehman Brothers.
De la segunda miga iba a dar de comer a las palomas del espacio sideral, porque al parecer acaban de identificar ahí arriba, un Nuevo Mundo, “tierra habitable” a 20 años luz de nuestro atribulado planeta, que de gozo no cabe en sí porque de seguro que no desea otra cosa que nos vayamos a hacer puñetas. Y si es a otros 20 años luz de distancia mejor que mejor. El «exoplaneta», dicen, es 3 veces más grande que la Tierra; se encuentra en el umbral de la vida, o zona de habitabilidad de la estrella Gliese 581. Sus descubridores, olvidando que la ciencia también es poesía, lo han llamado Gliese 581g. Llega uno a tomarle más simpatía a los científicos que bautizan los huracanes, Earl, Katrina, Mitch, Charlie… Algún día les hablaré de qué chistera o bola de cristal se sacan nombres semejantes. El caso es que Gliese 581g es un planeta al que podríamos exiliarnos cuando el nuestro nos haga gárgaras y nos escupa de la galaxia por el sumidero. Que es bueno saberlo, porque da tranquilidad.
Cebada por la tecla tenía también una tercera miga, de ésas de mantel de sobremesa que se sacuden, y me rumiaba la condenada a hablar de esos otros compañeros, los monos, que acaba de saberse, por si no se imaginaba ya de antemano, que saben más que Lepe y que hasta se reconocen a sí mismos en los espejos. Bienvenido sea el aviso, pues hasta ahora se creía que solo los chimpancés, los defilnes, las urracas y los oranguntanes eran capaces de opinar y reconocer su propia imagen al encontrársela de frente. Dicen que muchos seres humanos también nacieron con tamaña capacidad sensorial. Los llaman “metrosexuales”.
Imaginen como andaba la alacena que otra miga reservaba por si acaso. La tenía en régimen abierto y ganancial con mi señora desde principios de semana, cuando me decanté por hablarles del presidente ajedrecista Kirsan Ilyumzhinov, el calmuco iluminado, en lugar de optar por otra de menos peso específico, a saber, como el nombramiento de Mazlan Othman, astrofísica malaya de la ONU -de Malasia, no de Marbella- como embajadora de los grávidos terrícolas en caso de producirse un contacto alienígena. Como la señora Othman negó la mayor a las pocas horas, dejé de otorgarle la importancia debida, hasta que los posos del nigromante café me la recordaron esta mañana.
Pero les digo que algo se está cociendo. Lo percibo. Un planeta habitable lejos del sistema solar, monos avanzados que al mirarse al espejo se reconocen las ideas, una embajadora interestelar, petróleo bajo La Lora de Burgos dando la razón al otrora Caudillo. ¿Nos estarán trillando el subconsciente acaso ante la anunciada llegada del Fin de los Días? Yo por si acaso sigo rastreando los periódicos, a la busca de algún acróstico que me aclare el entuerto.
Recen, sí, porque mejor le iría al planeta Gliese 581g moverse un poco de su órbita y hacerse deshabitable, al azar de la elipse, que como vengan los ingleses y le encuentren depósitos de petróleo en la barriga, al punto sueltan una partida de monos picadores que nos adelanten la prospección minera del planeta, sin esperar ninguna subvención de Bruselas, y entonces, aunque pese la conciencia, por muy malaya que sea, no habrá embajadora interestelar que le defienda. Quizás muchos años después aterrice por el exoplaneta nuestro Charlton Heston de turno con el rifle al hombro. Quien sabe. La otra noche soñé con que Belén Esteban era, iluso de mí, presidenta del Gobierno. ¿O no lo soñé? A veces confunde uno la realidad con la fantasía.
A aquellos que no saben qué es un acróstico lean en vertical la primera letra de cada línea de esta columna sin sentido. Entenderán que muchas veces las noticias solo pretenden ser divagaciones que entretengan.