La falta de amor nos destruye.
Nos convierte en seres escondidos bajo un manto de carencias, de odio, de remordimiento.
El amor es un misterio.
O mejor dicho, el misterio contiene al amor.
Porque el amor es esa maravillosa sensación que se experimenta debido a la admiración subjetiva desde un ser vivo hacia otro.
Pero el misterio….
El misterio contiene tantas sensaciones que son prácticamente incontables, y variables a su vez.
Sensaciones que solo pueden ser producidas por las reacciones de determinados componentes químicos, los cuales solo se activan, en esa proporción, por nuestras terminaciones nerviosas ante determinados acontecimientos sucedidos entre dos personas.
Y de ese conjunto de sensaciones nos hacemos adictos, intentando reproducirlas de una manera artificial cuando no las tenemos.
Incluso intentamos huir de ellas engañando a nuestra propia consciencia, convenciéndola de que no lo necesitamos.
Pobres ilusos.
Para poder recibir al misterio, hacerse uno con él; Hay que estar preparado.
De otra manera nunca se presentará ante nosotros.
Hay que ser valiente para afrontar los cambios que va a producir en nuestras reducidas perspectivas con respecto a lo que podríamos considerar realidad.
Por ese motivo preferimos huir.
Como el que huye de la muerte.
Y es que el misterio es muerte, descomposición del ser.
Y es nacimiento.
Y primavera.
Es el propio ciclo vital que se manifiesta entre lo masculino y lo femenino, entre lo positivo y lo negativo que está contenido en todo ser.
Es el desequilibrio para el equilibrio.
La noche para el día.
Intentamos, a su vez, dar una explicación, ya sea racional o emocional, a tal fenómeno. Pero pocos resultado hayamos.
Por esta razón no puede existir otro término que lo defina mejor que misterio.
Como así lo hizo Lao-Tse.
A día de hoy, época materialista por excelencia, y no sin motivo; Algunos no desean prestar mucha atención a lo que Antoine de Saint-Exupéry exponía como esencial, lo que supone en el ser humano la no satisfacción de muchas necesidades intrínsecas a su fisiología. Pero el propio subconsciente manda mensajes al cuerpo para que sean satisfechas, continuamente.
Es una lástima que las malinterpretemos.
Si supiéramos que la necesidad de misterio es la causante de la gran mayoría de las neurosis que conforman el mapa psíquico de la población humana, quizá podríamos llegar a disfrutar de él.
Es más, podríamos llegar a apreciar el verdadero amor. El cual está tan oculto al ojo vago. Obviamente protegiendo su inefable belleza.
Debido a esa incomparable cualidad, insisto, uno debe de estar preparado para buscarlo, para que te encuentre. Y la única manera de hacerlo es la valentía para enfrentarse a uno mismo.
Como Teseo.
Como desees.