La web Canal Solidario, que suelo frecuentar casi todos los días, incluye en sus noticias, además de la fuente, el tiempo estimado de lectura de cada información. Tratándose de una página eminentemente humanitaria, esa medición comporta un baremo muy significativo pues viene a decirnos lo poco que cuesta enterarse de las penurias del mundo, caso de sentirnos interesados por las injusticias que las provocan y que no suelen ocupar mucho espacio -cuando lo ocupan- en los medios convencionales.
La noticia que sigue habla de Sudáfrica, donde como todos sabemos se va a celebrar por primera vez en aquel continente un campeonato mundial de fútbol. Leemos en el titular que la inversión del Estado sudafricano con motivo de dicho evento se ha cifrado en casi 4.000 millones de dólares, lo cual viene a ser casi tres veces más de lo que se destina anualmente a la prevención y tratamiento del VIH/sida: 1.500 millones de dólares. Si se tiene en cuenta que Sudáfrica, además de sede del Mundial, es uno de los países con la mayor tasa de infecciones por esa enfermedad, la relevancia de los datos es lamentablemente destacable.
Casi seis millones de sudafricanos viven con el virus y el 18 por ciento de la población entre 15 y 49 años está infectada. La afección ha dejado huérfanos a dos millones y medio de niños. Sólo el 40 por ciento de los adultos que necesitan tratamiento puede acceder al mismo. Todo ello ha hecho decrecer en nueve años la esperanza de vida en un país donde la mitad de la población (25 millones de personas) sobrevive con sólo el 8 por ciento del PNB.
Muchos se preguntarán, con ese panorama, por el tipo de público que asistirá a los espectáculos deportivos que se van a dirimir en los magníficos estadios sudafricanos, levantados a costa de dejar de lado a tantos millones de indigentes y enfermos. Los espectadores serán en su mayoría extranjeros, procedentes de las naciones que participan en el Mundial. No habrá más de 40.000 africanos en las gradas, pues el alto precio de las entradas y las precarias comunicaciones aéreas en el continente harán de la competición en directo un espectáculo para foráneos, ajenos al país y al continente en que se celebra.
En África, un tercio de la población -300 de sus 900 millones de habitantes- viven en la pobreza más absoluta, 40 millones están contagiados por el VIH/sida, no deja de crecer el número de mujeres infectadas y 30 millones de niños menores de 5 años no acceden a la alimentación básica.
Será la primera vez que el balón del Mundial ruede en África. Es probable que a la FIFA le haya parecido justo hacerlo en un continente que nunca antes había tenido oportunidad de organizar ese evento global. Basta una noticia como la de CS, que sólo requiere un tiempo estimado de lectura de dos minutos, para conceptuar al injusto sistema que hace posible negociar espectáculos y ganancias multimillonarias a costa y en contraste con un entorno de miseria creciente.
Nadie tendrá dos minutos, en las animadas crónicas deportivas que se hagan de la competición, para recordar al mundo esa realidad. Una vez me dijo un periodista deportivo que lo suyo no era entrar en política. Con ese criterio es normal que mucho de ellos digan ahora que África «va a disfrutar» por primera vez de un Mundial de fútbol.
Félix Población
Diario del Aire