El ataque programado por los grandes grupos bancarios y sus agencias aliadas de calificación de riesgos contra la economía mundial derivando el capital inversor hacia la especulación está deteniendo el proceso de producción de riqueza y de bienes y alimentando las guerras.
UNA VOLADURA CONTROLADA…HASTA AHORA
En los inicios del segundo decenio del siglo XXI, el mundo en que vivimos explota aquí y allá en un torbellino de dilemas, conflictos, necesidades, enfermedades guerras y tantas otras cosas teñidas de dramatismo que nos inducen a pensar que se mire donde se mire y se esté donde se esté no hallamos más que un deslizarse hasta desplomarse algo que existió y parecía sólido, y que hoy nos aparece a grandes rasgos como una civilización materialista que se derrumba. ¿Por qué? ¿Cómo es posible? ¿Quiénes son los mayores responsables? Contestar estas preguntas en toda su extensión jamás sería posible en un artículo, pero lo que ocurre es de tal envergadura que merece la pena el ejercicio de intentar echar una mirada abarcadora, una macromirada, por así decir, que nos permita acercarnos a posibles respuestas, procediendo como si mirásemos un mapa-mundi.
Si decimos que hasta hace pocos años vivíamos una época de prosperidad debida a la industrialización y el acceso al consumo de la gran mayoría de los ciudadanos en Europa, o del continente norteamericano, por ejemplo, tal situación parece haber sufrido un vuelco de 360 grados. El ataque programado por los grandes grupos bancarios y sus agencias aliadas de calificación de riesgos contra la economía mundial derivando el capital inversor hacia la especulación está deteniendo el proceso de producción de riqueza y de bienes cuyas consecuencias son tremendas: cierre de empresas, desempleo, caída de salarios y consumo de las familias, desahucios de viviendas hipotecadas y un largo etc. Todo ello se acompaña con el aumento de los precios de productos alimenticios básicos debido a que los especuladores han encontrado aquí otra vía para sus instintos vampíricos. Pero como los males suelen traer compañía, sobre todo si se trata de males planificados de largo alcance promovidos por el satánico Nuevo Orden Mundial, las malas compañías tienen dos caras : una política y otra ideológica, unidas entre sí. La primera se concreta – como el caso griego o el italiano- en auténticos golpes de estado contra la democracia y la colocación como jefes de gobierno a hombres de paja de los grandes bancos que originaron la crisis, luego infiltrados en el Banco mundial, el F.M.I. y el B.C.E. así como otros individuos relacionados con los grandes bancos de inversión y transnacionales S.A.. Tras todo este engranaje se ocultan los auténticos cerebros de este desaguisado, bajo nombres de clubs y sociedades secretas que a veces se mencionan en los medios y que son los verdaderos directores de la orquesta a cuyas órdenes interpretan sus partituras todos sus siervos. Estamos ante un auténtico Frente Desestabilizador y Depredador a escala mundial.
EL FRENTE DESESTABILIZADOR: LA NUEVA BARBARIE
La misión de este Frente no es otra que sistematizar el derrumbe del llamado “Estado del bienestar” -donde existía- para satisfacer sus enfermizas mentes y sus nulas conciencias que les llevan a aspirar a la riqueza, al poder y al prestigio rebasando los límites de la cordura, la decencia, las leyes divinas y las humanas. Una vez traspasados esos límites emerge, como si se tratara de un revelado fotográfico, la cara B del Sistema: el rostro del fascismo del Siglo XXI.
Esta Nueva Barbarie es belicista como no podía ser menos ( de ahí las continuas guerras) y pretende eliminar lo que llaman “estómagos inútiles” , domesticar las mentes de las gentes desprevenidas para convertirlas en rebaño de individualistas (por paradójico que resulte el término ya lo experimentamos en las formas de consumir y de recreo, en las zonas urbanas y hasta en los edificios vecinales. Individualismo gregario. Esta es la gran masa de imitadores de los siervos mencionados, que aspiran como ellos a tener, ser ricos y ser admirados. Y esta gran masa mundial es la que realmente sostiene al Sistema a través de la envidia que le suscitan los “Hombres y mujeres de las portadas” a los que imitan en la medida de sus posibilidades dentro del “quiero y no puedo”. Carecen de poder, pero les hacen creer que tienen alguno porque les permiten el juego de las votaciones. Pero no son los únicos que perdieron poder.
Los jefes de Estado y gobierno también hace tiempo que dejaron de tener poder de decisión desde que emergió el triunfante Poder Financiero saltando por encima de derechos históricos sociales y laborales y derechos democráticos ordenando a sumisos y desvergonzados presidentes de los gobiernos a ir en contra de sus conciudadanos y hasta de la Constitución que había regido mal que bien la vida colectiva de las naciones infectadas por el virus neoliberal del Nuevo Orden Mundial triunfante.
Quienes dirigen la política en cada país infectado, en lugar de negarse a seguir el juego sucio, desenmascarar públicamente ante sus naciones a estas sanguijuelas, convocar elecciones libres con la norma de que todos los votos y organizaciones valen lo mismo, y dimitir como un acto de honradez , se han plegado a la voluntad de los poderes sombríos prefiriendo conducir a sus ciudadanos a la miseria y arruinar sus bienes y derechos a cambio de miserables prebendas que les proporcionarán una buena vida y una podrida conciencia para los restos. Si les quedara un poco de vergÁ¼enza deberían presentarse enmascarados ante las cámaras altas, las bajas y las de la televisión. Pero no lo hacen porque se saben bien protegidos por sus amos y sus guardias.
¿Y AHORA QUÁ‰?
Esta es la parte del análisis que se suele hacer, olvidando que no todos los países del mundo están igualmente “infectados” aunque todos tengan el virus en sus entrañas. Todavía hay economías que crecen a la carrera y con los mismos principios que las que hoy están en declive en Europa o en EEUU, y este tsunami ha dejado al descubierto otros aspectos que tal vez nos convendría reflexionar. El más evidente y primero de todos es que el sistema de producción capitalista es un virus extremadamente depredador y venenoso para el Planeta y todos sus seres vivos, un sistema insostenible con un final anunciado y progresivamente anticipado. Por tales motivos sería positivo dejar de proponerse como meta el crecimiento ilimitado y hablar de crecimiento cero sostenible, hacer uso sostenible de las materias primas, eliminar el consumo y la producción de productos y mercancías contaminantes, utilizar energías limpias, y otras medidas urgentes de ese orden.
¿POR QUÁ‰ NO HAY MÁS RESPUESTAS?
Hace mucho que Aquel cuyo nacimiento celebramos cada año en forma de comilonas y compras y muchas personas de probada inteligencia como Krishnamurti, José Saramago, o Miguel Delibes nos vienen advirtiendo de que este mundo se hunde a no ser que pongamos en acción la conciencia. Los ricos la tienen en estado de coma, , pero ¿y los seis mil no sé cuantos millones restantes?… ¿Estamos por dejar a un lado nuestros hábitos de consumo y reducir nuestras necesidades?… ¿Reciclamos?… ¿Somos conformistas? ¿Confiamos en los medios de comunicación? ¿ y en los políticos? ¿Hasta qué punto tenemos fe en este Sistema y votamos para demostrarlo? Porque diario crece el número de familias donde no trabaja nadie, el número de desahucios, el de personas sin subsidio alguno o el de ancianos sin asistencia social y aunque no existen estadísticas oficiales, se sabe que el número de suicidios en España, por ejemplo, supera ya al de los muertos por accidentes de tráfico. La infelicidad crece con la mala situación, esperando que la gente se responda a sí misma preguntas como las expuestas, pues ¿ de qué sirve, por ejemplo un movimiento como el de los Indignados si sólo es testimonial y el resto los ve en la televisión esperando, entre confiados y preocupados, que a ellos les vaya bien mañana o pasado? La conciencia es la clave, la durmiente que tiene que despertar con el apremio de la justicia, la igualdad, la libertad, la unidad, bajo el signo del amor y el respeto entre todos nosotros. Porque una cosa es evidente: todos los otros caminos o no han servido o nos llevan al precipicio como humanidad.