Burbuja en el agua
El agua, un bien público con el que cada vez más ayuntamientos hacen negocio en España: su privatización es la vía para hacer frente a las deudas consistoriales. Dos compañías se reparten en España cerca del 80% de este nuevo negocio: FCC y Agbar. Toda una oportunidad a la que se ha sumado Acciona al obtener para los próximos cincuenta años la licencia de AigÁ¼es del Ter-Llobregat, suministradora del agua a Barcelona y a Cáceres.
Acciona prevé que ciudades como Madrid, Zaragoza, Burgos, Reus, Jerez o Lanzarote cedan también a empresas privadas la gestión de sus servicios de agua. Para la empresa, se trata de aprovechar las “grandes oportunidades” españolas: Acciona cuenta ya con una cartera de contratos valorada en unos 5.000 millones de euros, sin incluir la privatización de AigÁ¼es Ter Llobregat.
El agua es pública, pero se concede su gestión durante cuarenta o cincuenta años a una empresa privada a cambio de una cantidad de dinero. Esto se conoce como “canon concesional”, pero en la práctica es la venta del control de un bien público reconocido por la ONU como “un derecho humano básico”. Las compañías se hacen con un mercado sin competencia, un monopolio. Pero para entrar en el negocio del agua hace falta capital, y ahí es donde entra en juego la banca. Las grandes empresas que optan a los concursos de privatización suelen tener detrás una entidad bancaria que las financia, así aprovechan el dinero que el Banco Central Europeo les ha prestado al 1% de interés y utilizan el negocio del agua como una medida excepcional para inyectar liquidez en el sector financiero.
Luis Babiano, gerente de la Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento, ha bautizado este fenómeno como “burbuja hídrica”. A su juicio, “se acabó el ladrillo y ahora hace falta dinero, los ayuntamientos tienen que hacer frente a gastos, inversiones y compromisos sin fondos, y la solución que proponen es vender aquello que vale dinero, que es eficiente, en este caso el servicio del agua”. Para Babiano, de continuar con la privatización, “dentro de 20 años tendremos los ratios de aumento tarifario más caros de Europa, habrá una degradación de las infraestructuras y unas condiciones medioambientales lamentables”. El experto va más allá y profetiza que el resultado de esta burbuja hídrica supondrá “una ausencia de inversión en la gestión del ciclo urbano del agua, lo que conducirá a una insostenibilidad y quizás a su posterior rescate público pagado por todos”.
El proceso se repite. Pero esta vez con un derecho humano básico controlado por manos privadas. ¿Cómo pararlo? Para el economista y miembro de Nueva Cultura del Agua, Pedro Arrojo, “privatizar es un acto de sabotaje social a la economía ciudadana, porque al día siguiente tendrás que alquilar los servicios privados y deberás pagar lo que ellos han invertido, más lo que te quieran cobrar de intereses”.
Por fortuna, ante la creciente privatización de aguas españolas, crece también la oposición a la pérdida de este bien público, básico y universal. El movimiento lo encabeza La Red de Agua Pública, primera plataforma de lucha contra la privatización, de la que forman parte la Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento (Aeopas), Asamblea Paz-Fama-Vistabella/Ciudadanos por el Derecho a la Ciudad (Murcia), Coordinadora en Defensa de la Gestión Pública del Agua en Jerez de la Frontera (Cádiz), Ecologistas en Acción, Federación española de Ingeniería Sin Fronteras, Plataforma ‘Aiguaés vida’, Plataforma contra la Privatización del Canal de Isabel II, Red Andaluza de la Nueva Cultura del Agua, ATTAC y la Plataforma contra la Especulación Urbanística y Ambiental de Candelada.
Para la Red de Agua Pública, la gestión debe apoyarse en pilares básicos de la sociedad democrática como la transparencia y la participación ciudadana. El conflicto por el agua se pondrá en evidencia en las calles de toda España el 23 de 22 de marzo, durante la celebración del día Mundial del Agua, a través del “EuropeanWaterMovement”, del que la Red del Agua Pública forma parte, con el siguiente slogan: “la coordinación hace la fuerza, juntos podemos parar la burbuja hidráulica”.