EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Es evidente, tan evidente como público y notorio, que la Administración de Justicia está pasando por unos índices de credibilidad ante los ciudadanos francamente lamentables. Yo soy de los convencidos de que todas las instituciones de un Estado democrático son dignas de respeto por lo que son y representan, pero hay un problema y es que esas instituciones están bajo el control o la gestión, y ahí está lo malo, de los hombres, de esos hombres, me refiero en general, que se dice que descienden del mono aunque hay quien afirma categóricamente que no porque según dicen el mono no es tan malo, lo cual pone en duda la afirmación de Charles Darwin de que el hombre desciende del mono.
Pero no es de los posibles orígenes del hombre de quien quiero hablar. Hoy quiero referirme a unas manifestaciones del vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial, Fernando De Rosa, en las cuales se refiere al juez Garzón. De Rosa ha protagonizado una intervención ante los medios de comunicación que a mí me parecen, es mi opinión, de muy mal gusto y peor estilo. De Rosa, ha asegurado que “sería “sano” para la justicia y la sociedad que un magistrado como Baltasar Garzón, sobre el que pesan tres querellas en el Tribunal Supremo, fuera apartado de forma automática de sus funciones”. Creo que De Rosa debería explicar con más detalle quién es Garzón, ya que dicho como él lo dice da la impresión de que Garzón es poco menos que un indeseable y un peligro para la sociedad. Está claro que De Rosa le niega a Garzón la presunción de inocencia. Habla de tres querellas cuando una de ellas, la que se refiere a que Garzón cobró por dar unas charlas en una universidad neoyorquina ha quedado descartada porque tanto el Banco de Santander como la universidad de New York han dejado claro que Garzón no cobró un céntimo.
No creo que personajes como De Rosa, por cierto muy amigo de Camps, tiene Camps mucho amigos entre la judicatura, ayuden mucho a que los ciudadanos cambien la mala opinión que sobre la Justicia tienen. Por otro lado De Rosa, nos está diciendo subliminalmente, así lo entiendo yo, que si alguien se encuentra con un juez que le pueda ser “incómodo” no tiene más que plantearle, una, dos o tres querellas, las que hagan faltan, para que al juez en cuestión le aparten “automáticamente”, como dice De Rosa, de sus funciones.
Yo creo que un juez que se precie, no debe decir, como ha dicho De Rosa, que “lo medular de esta causa es si es el juez de la Audiencia Nacional, con tres querellas en el Supremo, puede seguir tramitando asuntos en su juzgado”. ¿A quién se refiere De Rosa, a un juez que consiguió que Pinochet fuera “confinado” una año en Inglaterra, a un juez que ha detenido y puesto en prisión a infinidad de terroristas y narcotraficantes, a un juez que ha defendido a las víctimas de la dictadura de Franco, a un juez que ha puesto a disposición de la justicia a más de 100 presuntos encartados en el caso GÁ¼rtel, o se refiere a un delincuente común? Yo creo que a De Rosa por mucho que se pueda escudar bajo su toga de vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial debe ser llamado al orden y obligado a pedir disculpas a un compañero y sobre todo a una persona íntegra que es inocente mientras no se demuestre lo contrario. Si abrimos camino a que los jueces puedan negar la presunción de inocencia, la Administración de Justicia va a quedar bastante peor que está ante los ojos de los españoles.