Economía

El oportunismo barato del Partido Popular

El Partido Popular está decidido a realizar recortes en el estado del bienestar de las Comunidades Autónomas, y, por tanto de España, por convicción o por obligación, y para ello necesita una excusa, una justificación, no ante su propio electorado que sabían a lo que se atenían, sino ante el resto de ciudadanos, que clamarían al cielo ante tamaño ataque a algo que costó tanto conseguir con el paso de los años, pero que ahora estaríamos cerca de dejar atrás en nombre de la crisis y de la austeridad, bendita austeridad, maldita austeridad.

Y esa excusa de fundamenta en la lapidación de toda la gestión anterior, la de los otros, claro, nunca la propia, en decir que mal está todo, en la deuda insostenible que reciben en herencia, y a partir de ahí, a construir, o a destruir, lo bueno y lo malo, porque aparecerán como los salvadores de la raza regional española, mostrándonos el único camino posible.

El ejemplo más claro está siendo el que se está dando en Castilla-La Mancha, «la Grecia de España», han dicho los dirigentes del Partido Popular manchego por el elevado volumen de deuda pública acumulada, sin ser capaces de mirarse su propio ombligo, porque claro, si Castilla-La Mancha merece dicho calificativo, ¿qué podemos decir de Valencia, donde la deuda supera con creces a la castellano manchega?

Sé que es una práctica habitual en toda gestión ejecutiva el recordar a quien quiera escuchar lo mal que estaba todo cuando se llegó y lo mal que lo hicieron los gestores anteriores, pero la política, al menos a estas alturas, necesita de cierta lealtad institucional y no de revanchismos ni oportunismos baratos.

Porque ahora el Partido Popular cometerá las mayores tropelías bajo la necesidad de salvar a la ciudadanía española de una hecatombe, una salvación que sólo se creerán los que se lo quieran creer, porque en las regiones que gobernó hasta ahora a nada ni a nadie salvó.

Evidentemente, se necesita un plan de austeridad regional, pero serio y riguroso, salvaguardando las partidas básicas, sanidad y educación, y eliminando gastos superfluos en otras partidas de menor calado social, entendiendo que la crisis fue dura para todos y que la mejor forma de que no nos pinten la cara es no decir lo guapos que somos nosotros y lo feos que son los demás.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.