Aún quedan muchas preguntas sin responder sobre el surgimiento de las especies. La teoría clásica postula su aparición de forma gradual y localizada. Sin embargo, el registro fósil no confirma esta hipótesis. Una investigadora de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) propone un nuevo modelo que muchos han calificado de “revolucionario”.
¿Qué es lo que sabemos acerca de la historia de la aparición de las especies? Existe una disciplina, la paleobiogeografía, que se dedica a “leer” en el registro fósil como un historiador lo hace en los tomos polvorientos de una biblioteca. Los fósiles narran el devenir de una especie en distintos parajes desde su origen, hasta su fin. O eso deberían, pero, ¿realmente es así?
Según la investigadora de la Universidad Complutense, Nieves López Martínez, “los modelos evolutivos clásicos afirman que las especies surgen en un lugar localizado y con una población muy pequeña. Se trata de una hipótesis que nunca se ha podido corroborar, ya que nunca se ha encontrado este ‘centro de origen’”. Por ello, normalmente se concluye que el registro fósil es incompleto. Como explica López Martínez: “El registro fósil nos sitúa perfectamente dónde y cuándo se da la extinción, en un punto concreto; sin embargo, nunca nos muestra el origen”.
Su hipótesis, revolucionaria al suponer un cambio de paradigma con respecto a los modelos evolutivos actuales, afirma que las especies aparecen de forma repentina en un área ya extensa. Y se apoya en dos argumentos principales: la teoría física de las estructuras disipativas y el propio registro fósil.
Una biología de procesos disipativos
La teoría de las estructuras disipativas (o termodinámica de procesos irreversibles), formulada por el Premio Nóbel de Química Iya Prigogine, postula la aparición de nuevas estructuras debido a pequeños cambios en sistemas complejos muy alejados del equilibrio, lo que desemboca en un proceso irreversible. A partir de ahí, lo único que ocurre es la degradación de esa energía. Según explica López Martínez, esta teoría aclararía perfectamente “fenómenos repentinos como la explosión del Cámbrico, que Darwin no podía explicar”.
En cuanto al registro fósil, los hallazgos estudiados hasta ahora, dice la investigadora, “permiten demostrar perfectamente dónde se extingue una especie, pero no dónde aparece la supuesta pequeña población original. Lo que demuestran los datos es que la especie nueva aparece prácticamente a la vez en un área ya muy extensa”. Al fin y al cabo, continúa, “no es lógico confiar en los datos para la extinción de la especie y decir que el registro está incompleto para su aparición”.
La hipótesis rompedora de López Martínez enlaza con la teoría del equilibrio puntuado de Stephen Gould, que afirmaba asimismo que las especies habían hecho su aparición de forma muy rápida y brusca, si bien, para ajustarse al modelo “clásico”, matizó que el comienzo de este proceso ocurría en un lugar oculto y muy localizado que hasta ahora no se ha podido encontrar. La alternativa propuesta por esta investigadora, sin embargo, encaja perfectamente con los registros fósiles hallados hasta la fecha.
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Referencia bibliográfica:
López-Martínez, Nieves. “Time asymmetry in the palaeobiogeographic history of species”. Bulletin de la Société Géologique de France , 2009, t. 180, no 1, pp. 45-55.
Fuente: Unidad de Información Científica UCM