Soy de una época en que se veneraba al pan… se le consideraba como algo cuasi sagrado; «era pecado tirar el pan, decía mi entrañable abuela». Tan es así, que nuestras madres y cuando un trozo caía al suelo, nos ordenaban besarlo y comerlo como si tal cosa. Por descontado que nunca se tiraba ni un mendrugo de pan; se aprovechaba para sopas, migas, rayado para emborrizar múltiples cosas… recuerdo ahora mismo, el riquísimo olor a pan «sentado» cuando era destapada aquella orza en que se guardaba el pan, amasado por la abuela y cocido en el horno más cercano previo pago de la cochura al «hornero»…. «lo de panadero vino después». Recuerdo incluso y siendo muy niño, ser enviado con un kilo de trigo y cambiar el mismo en el horno, por un kilo de pan blanco… eran otros tiempos «menos especuladores» y el comercio era más sencillo y menos avaricioso.
Cuando por las tardes marcho dando un largo paseo, paso por un lugar donde existen dos o tres modestos restaurantes, donde comen trabajadores, jubilados y gentes de pocas posibilidades económicas… casi siempre, hay junto al contenedor de basuras, un saco de papel de los que emplean para la harina y que a su vez el panadero, usa para llevar el pan a estos mayores consumidores. Pues bien, ese saco siempre tiene abundancia de no sólo piezas de pan a medio consumir, sino igualmente abundan las que no se han consumido y que por perder su textura, simplemente las tiran.
Comentando ello con un compañero de dominó, viejo como yo y que sabe «lo que valía un pan»; me agradeció el informe y ahora va a diario a recoger ese saco… que lo aprovecha para alimentar las gallinas que tiene en su campo.
Hoy el pan es cuasi despreciado o infravalorado, por que dicen que engorda… si bien lo que en realidad engorda es «todo lo que con el pan se mete en la barriga»; puesto que en aquellos tiempos de mi niñez, se comía mucho pan y para ver a una persona gorda o «lustrosa»; todos estábamos más bien todo lo contrario; y comíamos todo el pan que a nuestras manos llegaba, aunque fuese sólo con aceite y sal; algunas veces con un trocito de bacalao y las menos, con un trozo de rico tocino salado, entreverado de vetas de jamón… «que era manjar de dioses», en aquella pos guerra española de tan tristes recuerdos.
Recojo unas estadísticas del consumo de pan en España y que parten de la época en que ya sobraban pan «y con que acompañarlo» y las que afirman lo que sigue.
El consumo de pan ha ido disminuyendo en España por diversas razones, en 1964 el consumo de pan por persona y año era de 134 Kg., en el año 1981 había descendido hasta 75 Kg. y en el año 1991 el consumo fue de 59 Kg., desde entonces se ha estabilizado en unos 58 Kg. Las recomendaciones de consumo de cereales de la Organización Mundial de la Salud son de alrededor de 91 kilogramos por persona y año. Esto es estadística del pan elaborado, pero si se pudiera contabilizar el que se tira cada noche en las bolsas que van a la basura… ¿Qué pan consume hoy el español?… mientras y tristemente, medio mundo pasa hambre y mueren de ella infinidad de seres humanos.
En el Cristianismo el pan es algo tan importante, que figura en la única y principal oración que nos dejó Cristo con su Padrenuestro.
El pan fue el alimento básico de la humanidad desde la Prehistoria. Probablemente, los primeros panes estarían hechos con harinas de bellotas o de hayucos. Los arqueólogos han desenterrado fragmentos de pan ácimo en las excavaciones de los poblados cercanos a los lagos suizos. Se sabe que los egipcios elaboraban pan desde hace mucho tiempo (también los mesopotámicos) y de ellos datan también las primeras evidencias arqueológicas de la utilización de la levadura en el pan, se cree que descubrieron la fermentación por casualidad. El pan comido por los hebreos no llevaba ningún tipo de levadura, era por tanto el pan denominado ácimo y que fue el pan originario en todas las civilizaciones de que tenemos noticia y constancia, puesto que se limitaron a moler cereales y otros productos naturales y con aquellas harinas o pastas, realizaron pan cociéndolo en las primeras hogueras.
Por mi enfermedad coronaria, tengo el pan restringido y confieso que ello es un martirio para mí… por lo que la media chapata de pan tostado, que rociada con abundante aceite de aceituna virgen (es de aceituna, no de oliva) un poco de pasta de tomate natural y un diente de ajo… me tomo cada mañana; me sabe a gloria… la miga que le quito no la tiro… se la llevo a los gorriones que viven en un jardín cercano, ellos aprovechan hasta la más mínima migaja… «con lo que nos dan un ejemplo».