Los viajes papales, que iniciara y mantuviera profusamente el anterior Papa Juan Pablo II, para mi entender no son otra cosa que el promover la máxima propaganda para fomentar el culto católico, que en franca decadencia, sus dirigentes ven que “la sangre no se renueva como sería necesario”, puesto que los seminarios no son nutridos con la profusión necesaria y también por cuanto las iglesias no se llenan como en tiempos ya lejanos y que yo mismo presencié cuando niño.
Es por cuanto “El Vaticano” ha de desplegar todo su poder e influencias (que siguen siendo mucho y muchas) para montar esos “grandes espectáculos”; presentando al pontífice romano, de forma similar a como se presentan “los modernos ídolos de barro”, en sus giras mundiales y que inexplicablemente (para mí) atraen y reúnen a miles y miles de jóvenes, en fiestas y jaranas, de difícil entendimiento por lo que de borreguiles son y donde la positiva individual del ser pensante está totalmente ausente… “la juventud en ellas, entiendo que lo que trata es de perderse y huir de su actual y preocupante realidad”; puesto que en mayoría se encuentran totalmente desorientados.
Por lo antes dicho y con el poder de convocatoria que aún posee la Iglesia Católica, ha logrado reunir en Madrid una cantidad enorme de jóvenes (y no jóvenes) de la mayor parte del mundo, con lo que el actual Papa; Benedicto XVI, “se ha bañado en multitudes” y El Vaticano ha logrado una muy eficaz propaganda, a poco o nulo costo y la que se ha difundido por todo el mundo, con lo que espera conseguir nuevos adeptos y nuevos discípulos que surtan o nutran los seminarios y noviciados de frailes y monjas.
Pero esto y como antes dije, lo ha venido practicando el anterior Papa y con una profusión enorme (que dudo que el actual pueda soportar por su ya avanzada edad) y sin embargo, la Iglesia Católica y por cuanto se desprende de lo que se publica y lo que uno observa en su entorno… “no progresa, sigue envejeciendo”; y en mi provincia (que lo es igualmente obispal) ya hay sacerdotes que han de atender a tres o cuatro iglesias parroquiales y aquí, ya se ven, muchas “monjas” de piel oriental o sudamericana; por tanto “algo hay en esa Iglesia” (recordemos que hay cientos de otros ritos igualmente cristianos) que no funciona y por tanto la decadencia sigue.
Ya en mi libro, “España aquí y ahora” (1984 la 1ª y 1985 la 2ª) ya dediqué un capítulo a este tema, y el que titulé “Crisis de Religión”; puesto que ya entonces observaba desde bastantes años atrás, lo que al parecer se ha ido agudizando cada vez más y a la vista está, que los hechos lo han ido confirmando. Aquel libro, me preocupé personalmente de que un ejemplar como obsequio, llegase a todos los obispos españoles, e incluso a la biblioteca del Vaticano.
Y me preocupé de todo ello no por un placer o deseo destructor… no, en absoluto; yo hoy me considero como… “aprendiz de cristiano” (ser cristiano debe ser dificilísimo) y sigo pensando que El Cristianismo (adrede y con mayúsculas) puede ser la solución a muchos problemas que el hombre padecemos desde la noche de los tiempos… ¿Por qué?
Recordemos que según se nos cuenta, al fundador, lo crucifican simplemente por cuanto las verdades que predica no interesan al poder establecido y es, “su propia iglesia o la iglesia de entonces”, la que agita las masas para que “lo quiten de en medio cuanto antes”; y si bien desaparecido el Galileo, luego se reorganiza su religión gracias a San Pablo, pero incluso después y ya establecidos en Roma, Tácito dice en su libro, “Anales”, lo que sigue y que demuestra que aquellos cristianos, seguían estorbando al poder establecido; veamos lo que afirma, “Publio Cornelio Tácito”.
«Y así Nerón, para acallar esta voz y descargarse, dio por culpados de él y comenzó a castigar con exquisitos géneros de tormentos a unos hombres aborrecidos del vulgo por sus excesos, llamados comúnmente cristianos. El autor de este nombre fue Cristo, el cual imperando Tiberio, había sido ajusticiado por orden de Poncio Pilato, procurador de la Judea; y aunque por entonces se reprimió algún tanto aquella perniciosa superstición, tornaba otra vez a reverdecer, no solamente en Judea, origen de este mal, sino también en Roma, donde llegan y se celebran todas las cosas atroces y vergonzosas que hay en las demás partes.
Pero… ¿Cómo entender y valorar todo ello? Es simple, vea un ejemplar de la Biblia; da igual que sea la católica o la protestante; busque en el Evangelio de San Mateo, el denominado; “Sermón del Monte” (Considerado como el mejor discurso religioso, social y económico de todos los tiempos: mucho más completo que el que diera Buda en Benarés) lea con atención, luego vuelva a leer y trate de ir analizando punto por punto lo que allí deja dicho (Á‰l no escribió nada) Cristo; después mire en su entorno, desde “las cúpulas del Vaticano, hasta el feligrés que usted conozca de su parroquia”; y atrévase a analizarlo todo y situarnos en la realidad en que se vive hoy y se vivió durante muchos siglos… “entonces podrá entender mucho de lo que ocurrió, ocurre y va a seguir ocurriendo”… por aquello tan simple y fortísimo de que… “una cosa es predicar y otra muy diferente el repartir el trigo”.
Y por último y como he hablado de Alemania… un amigo me envía un vídeo, en el que aparecen gran parte de los obispos alemanes, que en fila esperan que se les acerque el Papa (que los visita en septiembre pasado) y sorprendentemente, al irles tendiendo la mano, muchos de ellos (muchos reitero) se quedan con los brazos caídos y no aceptan la mano del Papa… ¿Qué ocurre pues y ya, dentro de la Iglesia… se está fraguando un nuevo cisma o es que hay quienes “han leído” ese sermón antes mentado por mí y piensan en volver a los orígenes?
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