Recuerdo hace más de cincuenta años, cuando aquellos circos venían a mi ciudad; a aquel personaje, que uniformado cual alto general por la abundancia de charreteras y más adornos militares que portaba su uniforme; gritaba y vociferaba a la puerta de la gran carpa… ¡¡Pasen señores pasen vean el mayor espectáculo del mundo!! Anunciaba con ello maravillas, que luego cuando entrabas al circo, veías que no era otra cosa que «un circo más».
Pues bien; eso es lo que ocurre en el Parlamento Nacional y en todos los cientos o miles más que hay es mi país; parlamentos municipales incluidos. Pero hoy me refiero al nacional (si es que España sigue siendo una nación, cosa ya discutible) y en su sesión anual que gira bajo el enunciado de «Estado de la Nación»; y donde días atrás han representado «sus números» los actuales intérpretes de ese espectáculo circense y que hace reír más que otra cosa, visto el grande y bochornoso espectáculo de unos, dicen que representantes del pueblo, que no se preocupan de otra cosa que de que su culo siga sentado en la misma poltrona y en espera de otra mejor si se puede conseguir.
¿De qué han hablado… del estado de la nación española? No, en absoluto, han hablado del estado de su economía; pero hablando de ella como de algo similar a cómo se habla de la «oveja negra» de la familia; vamos como si lo que tenemos encima fuese debido a los «dioses» y no a los inútiles que allí estaban sentados; puesto que en conjunto allí siguen sentados los mismos que hace diez años o veinte; algunos cambios pero los mismos partidos y los mismos que dicen dirigirlos; por tanto el estado de la nación española; actualmente, es culpa de todos ellos; simplemente por inútiles.
Por otra parte no son parlamentarios, son simplemente lectores de cuartillas o folios, que posiblemente les han preparado «los negros» encargados de hacerlo; por lo que sus letanías (que no discursos) hacen dormir a las ovejas. Son por tanto lecturas vacías de contenido y que no enardecen a nadie; hasta los subalternos allí reunidos como «convidados de piedra», aplauden por aplaudir y por que tienen que justificar ante sus superiores las prebendas de que disfrutan y que dependen de la camarilla dictatorial que manda en los partidos, que presumiendo de demócratas obran como dictaduras.
¿A quienes convencieron sus discursos? Yo pienso que a nadie, salvo a los que como «estómagos agradecidos», tienen que convencerse con lo que diga «el jefe». Al resto de españoles, a la inmensa mayoría pienso que los oímos como el que oye llover o con más indiferencia aún. Es tanto el desprestigio que acumulan que ya no les creemos nada de nada; si acaso creeremos cuando veamos resultados, las palabras ya no es que nos repelen, es que nos dan asco… y lo he comprobado, puesto que siempre me gusta hacer mi propia encuesta entre mis muchos conocidos… y casi ninguno, por no extremar al «ninguno», me ha referido nada del tan cacareado debate, que reitero; ha sido por y para los políticos que están mamando del dinero del contribuyente. El pueblo los ignora, le son indiferentes o peor aún, los desprecia.
¿Estado de la nación? No sólo es el de la economía, aunque ello sea muy importante; es el estado de la gran corrupción que inunda grandes áreas de la nación, descubierta o encubierta, tapada o destapada… es el estado de la justicia española que no funciona y que sus altos mandatarios, se preocupan más por lo que hicieron «los esquimales» que por lo que sufren los cientos de miles robados, extorsionados, engañados, estafados y apaleados o incluso asesinados en el territorio nacional… es el estado de la enseñanza en todos sus grados que es la vergÁ¼enza no sólo de Europa, sino del mundo civilizado (el «máximo mago» ahora promete ordenadores gratis para los niños: de risa o de pena)… es el estado de unos aparatos funcionariales (más de tres millones se dice que ya soportamos de empleados públicos que no sirven apenas para nada, visto el estado global) que nos aplastan por su ineficacia y por cuanto nos cuesta el pagarlos… es el estado de un sistema de gobierno agotado, corrompido, ineficaz y que cacarea de un sistema que lo han pervertido o prostituido tan grandemente, que esto de democracia; de verdadera democracia y que iguale desde al rey o presidente republicano con el último de los habitantes (no digo ciudadanos pues nunca lo fuimos) de esta nación… no tiene nada; esto lo han convertido en un «podrido guiso político», donde cada cual hace lo que mejor le viene en gana, mete su cuchara donde puede y se lleva la mejor tajada y nadie responde de nada… los habitantes de esta nación que se sigue denominando (internacionalmente: nacionalmente es discutido) ESPAÑA; simplemente o nos reímos o enclavijamos los dientes y ponemos cara de circunstancias… nos han quitado todas las ilusiones políticas y además nos mostramos totalmente indefensos ante la mayoría de desmanes que soportamos teniéndolos que pagar sin remisión. ¿Estado de la nación?… ¡Puafff!