Economía

El paro, ese otro gran despilfarro. Mientras, los políticos como las moscas, revolotean entre la podredumbre

Las moscas y los políticos de siempre

El mayor de los flagelos que azota la economía española, hoy por hoy y todo gracias a la política económica seguida por el gobierno socialista, es, con toda seguridad, el desempleo. Por este motivo y porque, de mantenerse el desempleo en elevadas cotas durante un largo período de tiempo, como está previsto que sea, el Gobierno del PSOE podría perder las elecciones. Pero éste en vez de poner remedio a su incapacidad y hacer lo que debiera en política económica, lo que intenta es evitar hundirse a toda costa simplemente a través de engaño, por ejemplo, maquillándonos las cifras del paro. Y lo hacen como siempre, como verdaderos trileros que son, como moscas que revolotean sobre la podredumbre acompañados en la comparsa de otra serie de rapiñas.

Sí, lamentablemente también, en el otro lado están aquellos que se encargan de elevar sin justificación las cifras del daño para ver qué pueden rascar. Aquellos profetas de la destrucción que lo que buscan realmente son ventajas electorales. También hay quienes les hacen la cama, me refiero a todos aquellos que sin saber, o sin ningún tipo de preparación, se las agencian para contarnos en qué consiste el desempleo.

Miren ustedes, empiezo a estar un poco harto de todos ellos, de unos y otros, y de los de más allá. Todos son como moscas pesadas, erre que erre, intentando modificar los conceptos del desempleo para trabajar sobre nuestras mentes, y para ello, además, se valen de los medios de comunicación que estén bajo su control o influencia. Se me cargan las amígdalas cuando escucho en las tertulias tanta sandez.

Lamentablemente para el gobierno PSOE como para el PP, en España existimos los economistas, que estamos aquí para enmendarles la plana o, al menos, para aguarles la fiesta de su incansable manipulación. Miren por dónde. Como parece ser que insisten en no dejar la cosa ahí, a los “socialistos”, quizás porque les falta un poco de conocimiento, y a los “populistos”, porque sus ansias de poder les pueden aunque sea para darnos más de lo mismo, por eso, y porque seguramente buena parte de ellos me han demostrado que no conocen ni de cerca cómo se calcula el desempleo; en vez de invitarles a que pisen nuestras aulas universitarias, voy a intentar llevarles el conocimiento directamente a casa. Bueno, eso naturalmente si son capaces de leer este artículo en Internet.
Bien, lo primero decir que el desempleo nulo o cero es una imposibilidad económica. Sí, señores, lo es; pues una buena parte del desempleo es provocado por la rotación normal del trabajo y tiene lugar, entre otras causas, por las que señalo a continuación:

– Los trabajadores deciden voluntariamente esperar a conseguir la oferta que mejor se adapte a sus capacidades.
– Los puestos de trabajo poseen distintas características, en relación a: movilidad geográfica, edad, sexo, idiomas, etc.
– El trabajador rechaza la dotación monetaria del puesto.
– La información sobre determinada oferta de trabajo fluye de forma imperfecta.
– El tiempo de espera originado por la contratación de nuevos trabajadores en sustitución de otros que por diversos motivos abandonan

Eso quiere decir fundamentalmente que: cuanto menor sea la flexibilidad laboral y mayor la protección, mayor será el desempleo de este tipo. Los economistas lo llamamos “desempleo friccional” y solemos situarlo entre el 2% y el 7%, dependiendo de la influencia de las variables como las anteriormente señaladas. Es decir, paradogicamente, puede existir pleno empleo con “desempleo”. En España estas cifras pueden estar cercanas al 4%. Lo que quiere decir que este 4% de desempleo significa que estamos en “pleno empleo”.

Entonces, y dicho esto, lo verdaderamente preocupante son todas las cifras que superen estos porcentajes, porque necesariamente merecerían ser catalogadas como «desempleo involuntario», es decir, el que verdaderamente importa, el “evitable”. Así, si el desempleo está en torno al 20% y le restamos el 4% del desempleo friccional, eso quiere decir que el 16% (al menos) constituiría el verdadero despilfarro del recurso humano en nuestra economía española. Una verdadera tragedia y que además implica que las rentas que pudieran generar y su extensión en la generación de riqueza, se pierde irremediablemente.

La siguiente cuestión es cómo se calcula esa tasa de desempleo, en nuestro caso, ese poco más del 20% de la Población Activa. Pues bien, el desempleo se calcula a través de una encuesta sobre la Población Activa, utilizando para ello la metodología que marca la Unión Europea, en donde para ser considerado desempleado, y por tanto, pertenecer a esa fuerza laboral inutilizada por la sociedad, se deben cumplir las siguientes condiciones:

– Inscribirse en una agencia privada o pública de empleo.
– Ponerse en contacto con empleadores.
– Buscar trabajo a través de contactos personales.
– Poner anuncios de prensa o responder a ellos.
– Estudiar las ofertas de empleo, aunque no sean del perfil.
– Buscar terrenos, edificios, maquinaria o bienes de equipo para establecer una empresa propia.
– Buscar recursos financieros, solicitar permiso y licencias, etc.
– Participar en concursos, pruebas o entrevistas relacionadas con la contratación.

Si algunas de estas condiciones no se cumple, no formaría parte de las cifras del desempleo. Así pues, estimados políticos, mercaderes de la mentira, sepan ustedes que para ser considerado desempleado no es suficiente la mera inscripción administrativa en las oficinas del desempleo. La verdadera medición del desempleo NO nace de las cifras que aporta el antiguo INEM (Instituto Nacional de Empleo); sino, más bien, de la encuesta de la PEA (Población Económicamente Activa). Fíjense ustedes, además, lo restrictiva que viene a ser la consideración de desempleado, pues sólo tiene en cuenta, afortunadamente para ustedes los embaucadores, a las personas en edad de trabajar que no estén inactivos, es decir, a todos aquellos mayores de 16 años que: ¡ni estén jubilados, ni estén estudiando, ni se dediquen al cuidado de su casa!

Si utilizáramos la encuesta que se utilizaba antes del 2002, los desempleados serían muchos más, probablemente elevarían esas cifras hasta el 22%. Si nos fijamos muy bien en esas condiciones, no nos debe extrañar que el Gobierno esté buscando las mil y una maneras para reducir las cifras del desempleo. Entre otras, obligando a los parados a que hagan cursos, buscándoles entrevistas aunque estas no sean sólo una tapadera, u obligándoles a no renunciar a ofertas de empleo, aunque éstas no tengan nada que ver con su cualificación profesional. Sí, esta es una forma de reducir las cifras del desempleo, pero sólo el «friccional». A nuestro Gobierno no le interesa resolver el verdadero problema del paro, es decir: «el desempleo involuntario».

Gunther Zevallos
Secretario Gral pCUA

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.