Comprender el mundo
Cuentan que hay unos de chimpancés muy inteligentes que utilizan ramitas finas que cogen de arbustos o árboles para hurgar en los hormigueros y poder comerse las hormigas que se adhieren a esas ramitas que han introducido astutamente en los habitáculos de tales insectos. Es sorprendente, fascinante incluso, pero la cuestión es que esos chimpancés hacen lo mismo desde hace millones de años. Los seres humanos, para bien y para mal, no hacen lo mismo desde hace miles y miles de años. Están dotados de razón, la razón genera pensamiento y el pensamiento, acción.
El pensamiento político, todo lo que son capaces de imaginar los seres humanos e inventar para organizarse y relacionarse entre sí colectivamente no ha cesado de moverse, de evolucionar, de acertar y de errar, sublime y miserable a la par, esperanzador y terrible.
Detenerse a contemplar ese pensamiento y analizarlo es condición imprescindible para comprender nuestro mundo y lo que en él sucede, que nunca es fruto del azar ni de malévolas voluntades divinas, mágicas o esotéricas. Y cómo afecta a las personas que, en definitiva, es lo que realmente importa.