Economía

El peso de la crisis

Un día te despiertas, tienes una sensación extraña, te sientes como si hubieras tenido un sueño muy largo  y la realidad se confundiera.

Hace tanto calor que me levanto sudando, al secarme, me doy cuenta que los mosquitos me han acribillado. Ambos factores unidos me producen una «agradable» desesperación. Quizá por ello no sé ni qué día es hoy.

Miro el calendario, es Domingo, temprano, la ciudad todavía no se ha despertado. Se escucha música electrónica, mis nuevos vecinos. Parece que todavía no se han acostado, ríen y hablan con gritos ya que el volumen de la música  es demasiado alto como para entenderse. Ese sonido, repetitivo, que otros días me parece inaguantable, hoy me produce otra sensación. Me fijo en los graves, en los bombos, hoy me transmiten fuerza, energía. Decido mirar por la ventana ,el sol brilla como nunca, y el viento, me acaricia inesperadamente al apartar la cortina.

Leo el periódico digital durante un rato, principalmente las noticias de economía que hablan sobre las crisis en Europa.  El escozor de las picaduras se incrementa al observar que tantos  cerebros  reunidos  no son capaces de solucionar el problema. LA CRISIS, esa palabra que tanto se escucha últimamente y que nos produce una sensación de agonía, de miedo, de incertidumbre.  Es un momento delicado para mucha gente que no encuentra empleo, muchas de esas personas llevan ya decenas de meses sin encontrar sustento, lo que está produciendo considerables alteraciones en su vida personal y emocional. El no poder obsequiar a tu familia con una vida relajada y cómoda como la que se llevaba antes, y ver que, mes a mes, hay que “apretarse el cinturón” un poco más para poder llegar a sobrevivir, merma la motivación de las personas que se tienen que levantar cada día para recibir un buen puñado de noticias negativas para agregar a la colección.

El tema de la “CRISIS” es irremediablemente introducido en cualquier conversación, es una consecuencia lógica del paso a un nivel de vida más humilde. Estábamos acostumbrados a obtener casi cualquier objeto que deseábamos. A ir al banco y encontrar las puertas abiertas para cualquier tipo de préstamo a corto plazo. Nos levantábamos pensando en el nuevo coche, tele de plasma o prenda de vestir que adquiriríamos ese mes. Ahora, una gran parte de la población, ha sustituido ese pensamiento matutino por el de CÁMO LLEGAR A FÁN DE MES.  Este cambio en el nivel de vida a uno inferior llevaba ya “unos cuantos años” sin producirse en España, y es algo que muchas de las generaciones ni siquiera se habían planteado. Si echamos la vista atrás, nos veremos a nosotros mismos absortos ante el avance tecnológico que se estaba produciendo y a la cantidad de posibilidades que se planteaban para el futuro. Pero en España, nos gusta el “oro” y preferimos arrasar con el mercado antes que invertir  en nuestros cerebros. Decidimos tener un Audi aparcado a la puerta del adosado.

—¿Ahora qué nos queda?.

— Pues como en toda buena crisis que se precie. ¡Agudizar el ingenio!

Inventar nuevas fórmulas, nuevos diseños. Re inventarnos. Al fin y al cabo, de todo se puede sacar partido, quizá estos momentos de frustración sirvan para recordarnos que estamos vivos, que nuestro cerebro tiene mucho que ofrecer, y que hay personas increíbles en esta vida capaces de recordarnos que el ser humano no es solo envidia y codicia, que tenemos otra parte bastante interesante para desarrollar.

Frases tan célebres en la historia como: “Es en la crisis donde nace la inventiva, los descubrimientos o las grandes estrategias” (ALBERT EINSTEIN) ó “Las grandes crisis producen grandes hombres” (JOHN F. KENNEDY). Nos tienen que servir para recordarnos esa parte de nosotros mismos que permanece escondida cuando tenemos una vida demasiado cómoda,  tenemos que ser capaces de ver que siempre hay una posibilidad, por muy remota que parezca, para salir de un apuro.

Me da la risa mientras me preparo un café.

Todo  es muy bonito, en la teoría. Después, en la práctica, todo es diferente. Cada día nos encontraremos con esa otra parte del ser humano, reflejada en los demás y en nosotros mismos.  Esa parte destructiva que lleva al hombre a dañar todo lo que está a su alrededor. El miedo. Este es el verdadero peso de la crisis.

Un escalofrío recorre mi cuerpo cuando la palabra retumba en mi mente. Recuerdo todos los momentos que he sentido temor, y me doy cuenta que es el miedo la causa principal de que en momentos como los que vivimos  nos quedemos estancados sin saber encontrar una salida a nuestros problemas. Por lo tanto, la clave para sobreponernos a esa depresión producida por todos los inconvenientes derivados a no encontrar trabajo, es superar el miedo.

Doy un largo trago a mi café mientras me doy cuenta que  reflexionar sobre el miedo y las claves para superarlo, bien merecen otra entrada (al menos) en este blog.  Acto seguido, termino mi café, me levanto y me voy a la calle a observar a la gente, mi deporte favorito. Su mirada será el segundo punto de mi reflexión, el primero, mi silueta reflejada en el espejo.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.