Para empezar esta nota, aclararé algunos puntos cruciales para una correcta comprensión del termino de populismo y cómo ésta ha sido guía para el régimen del extinto presidente venezolano.
Siguiendo a G. Germani el populismo surgirá cuando una sociedad esté en un proceso de transición, es decir, cuando esté dejando de ser una sociedad tradicional y esté pasando a convertirse en una sociedad moderna.
Otro rasgo crucial para entender este fenómeno social, es que los sectores sociales antes pasivos se van constituyendo en sectores sociales políticamente activos; sectores que antes no habían participado en política, ahora son potenciales partícipes en la toma de decisiones político administrativas.
Otro rasgo de importancia es que el populismo se sustentará sobre un único líder carismático, que aglutinará a la mayoría de los sectores sociales. Estos a su vez, son los sectores sociales subalternos, sectores inseguros y que necesariamente necesitan de un líder que los guíe.
Con esta breve síntesis de algunos puntos sobre el populismo, cabe preguntarse qué pasará en Venezuela sin su líder carismático, quien no solamente fue un líder local, sino un líder regional, no visto en décadas.
Es evidente que Hugo Chávez accedió al poder político en un momento de bonanza económica, gracias a las inmensas reservas petroleras con las que contaba y aún cuenta su país. Es decir, lo económico fue fundamental para que el régimen pudiera perdurar en el tiempo. También fue determinante para que su carisma se extendiera hacia otros países como Bolivia y Cuba, gracias al apoyo económico que brindó a estos y a otros países.
Otro factor que contribuyó a su liderazgo carismático, fue el de estar desde un principio contra del gobierno de los EE.UU. Esto sin duda aumentó su popularidad en su país y en la región, entre quienes el subdesarrollo de la región la atribuyen al mencionado país.
Lo cierto es que el chavismo, en su periodo de gobierno, dio muchas concesiones a sectores sociales que antes estaban relegados, y estos grupos serán su sustento electoral por décadas, similar a lo que sucedió en el primer gobierno de Víctor Paz Estensoro (1952-1956) igualmente de tinte populista, quien durante décadas tuvo un apoyo electoral campesino inquebrantable.
En cuanto al carisma como político de Chávez, es obvio que este no puede ser heredado por sus seguidores cercanos. Es decir, toda la región perdió a un líder que no se había visto en años. Aunque Chávez, a diferencia de Lenin, sí tuvo el acierto de dejar su puesto en manos de otra persona, que tomará la hegemonía direccional del país. Es decir, no habrá duda, como sucedió en la ex URSS, de qué hubiese pasado si hubiese tomado el poder Trotski. Chávez puso en Maduro todo por lo que había luchado, dejándole a éste como el heredero político que conduzca las riendas de su país. Sólo el tiempo nos dirá si el actual presidente venezolano aprendió algo del carisma de su líder…
En lo que respecta a sobre quién asumirá el liderazgo regional en América Latina, aún no se perfilan sucesores, todos los presidentes de línea izquierdista son solamente lideres locales, políticamente fuertes internamente, pero anclados en problemas internos.
Aunque Chávez nunca logro sacar a los venezolanos de la pobreza y llegar a un socialismo verdadero, sí logró proyectar el llamado socialismo del siglo XXI hacia otros países, perfilando como única vez a América Latina como el impulsor del socialismo hacia el Mundo. Es decir, recuperó lo que en los años 20 y 30 Haya y Mariategui pretendían al pensar a Marx desde América Latina. Es decir, hacer el socialismo bajo nuestra propia realidad. Aunque lo mencionado sólo logró calar en lo discursivo.
Otro legado importante que ha dejado el chavismo es la catarsis extraordinaria de luto regional. Además, el primer evento político público del siglo XXI y de mayor trascendencia política, que congregó a los líderes más importantes del momento, nunca visto en América Latina por la magnitud del suceso.