Dada la perspectiva apocalíptica que me sobreviene al echar un vistazo al panorama político que asola en este país, el nuestro, he decidido sumergirme en el circo de la parafernalia de la vida pública lanzando a la palestra un partido encaminado a hacerse con el poder sin remisión.
¿Por qué lo sé? Porque he redactado un programa político incontestable, un repaso exhaustivo a todos los aspectos importantes de nuestra sociedad y nuestra economía. Y para que vayas preparando tu voto, allá van los puntos más importantes:
1. Erradicación de la temporalidad laboral, garantizando la estabilidad en el empleo.
2. Reducción de la tasa de desempleo por debajo del 5%, y un proyecto sólido para alcanzar el pleno empleo en un plazo no superior a 6 años.
3. Recuperación de las tasas de crecimiento económico, erradicando el déficit de las Administraciones Públicas y recuperando la financiación privada, tanto para particulares como para empresas.
4. Integración efectiva, solidaria y equitativa de todos los inmigrantes legalizados y transformación de la inmigración ilegal en legal a través de la contratación en origen.
5. Mejora de la competitividad de nuestras empresas a través de una mejora de la productividad de los trabajadores.
6. Transferencia justa de partidas presupuestarias a todas las Comunidades Autónomas, en su justa medida.
7. Recuperación del diálogo social, encontrando el punto de acuerdo entre los agentes sociales.
8. Implementación de las nuevas tecnologías a todos los escalones de las Administraciones Públicas, facilitando los trámites burocráticos a los ciudadanos.
9. Eliminación de la lucha armada de la banda terrorista ETA.
10. Garantía, por ley, de éxitos deportivos de todos nuestros deportistas en todas las competiciones deportivas en las que participen.
¿Qué te parece? Con este decálogo de propuestas políticas es literalmente imposible perder unas elecciones, porque nadie puede estar en contra de lo que en él se dice, ¿qué están vacías de contenido real? Sí, ¿y qué? Si al resto de partidos políticos no les importa vendernos la moto de la demagogia, ¿por qué debería importarme a mí?
¿Tú me votarías?
P.S.: Nótese el tono irónico del artículo.