Sociopolítica

El Presidente de la Corona de Espinas

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Kirsan Ilyumzhinov, que debe ser algo así como Kirsan el Iluminado en ruso, ha afirmado que el ajedrez lo trajeron a la tierra los extraterrestres. El asunto no pasaría de ser una anécdota sin importancia, si el hidalgo en cuestión no fuera, entre otras cosas, el Presidente de la Federación Internacional de Ajedrez. Vamos, que es como si Joseph Blatter, presidente de la FIFA, dijera que el fútbol, no sé, lo inventaron en la Atlántida y Napoleón lo redescubrió en la Piedra Rossetta de Egipto.

Sí, lo confieso. Me siento irremediablemente atraído por estos personajes singulares, a los que uno coge cariño, quizás por empatía, quizás por mímesis, quizás por que uno, siendo excéntrico en su pequeño mundo, los ve saltar como furúnculos en la niebla, como adalides de lo políticamente incorrecto. De modo que desde hace unos días he estado investigando para saber más acerca de este Kirsan el Azotador de Conciencias. Y me he llevado unas cuantas sorpresas. Entre otras cosas, porque en verdad, parece un personaje sacado de la Tierra Media, o de la Saga Fundación de Isaac Asimov.

Ilyumzhinov es uno de esos nuevos ricos rusos, que se hizo de oro en el sector del automóvil cuando se liberó definitivamente todo el sistema nacional-comunista de la antigua Unión Soviética. No sólo eso. Ni siquiera habría que llamarlo ruso, porque es calmuco, descendientes de Genghis Kan, un viejo pueblo nómada semi-independiente que vive entre Rusia, China y Mongolia, con su propio idioma, sus propias costumbres y su propio todo. No sólo eso. Kirsan también es el presidente de la República Federal de Kalmukia y con algún subterfugio pseudo-legal ha conseguido perpetuarse en el cargo instaurando una semi-dinastía hereditaria a lo Hugo Chávez, entiendo, una versión siberiana del movimiento bolivariano. Cuentan que para ser reelegido como presidente dio 100 dólares a cada una de las personas que le votaron y un teléfono móvil a cada uno de los pastores de la estepa. El lema que utilizó durante las elecciones fue tan rotundo como irrefutable: “Un presidente rico es una garantía contra la corrupción”. Oficialmente, no cobra un rublo por desempeñar su cargo de presidente. ¿Qué les parece? Sencillamente abrumador. Ha fomentado en Kalmukia la libertad religiosa llevada hasta el extremo, financiando de su propio bolsillo la instauración de la iglesia católica (se reunió con Juan Pablo II para tal menester), el Islam, el Judaísmo, el Cristianismo Ortodoxo y el Budismo. Á‰l se ha reconocido como un ferviente budista. Y ha creado reservas naturales únicas en Europa, extremamente protegidas, donde campan a sus anchas antílopes saigas. Y más y más. No se lo pierdan. Kirsan el Justiciero asegura que no sólo influye en sus compatriotas con sus buenas dotes para la oratoria sino que les alecciona a través del subconsciente, creando alrededor de Kalmukia un campo “extra-sensorial” que permitirá a su República alcanzar cuanto logros se proponga.

Y encima, señores, aparte de semejante biografía, debe de jugar al ajedrez como los ángeles. Porque ganó el campeonato nacional de Kalmukia a los 14 años. El ajedrez, al parecer, es la obsesión de su vida. Durante los tres primeros cursos de primaria de la enseñanza calmuca se imparte como asignatura obligatoria. Tiene el proyecto de crear en su República la “Ciudad del Ajedrez”, una especie de Jerusalén formada a base de cuadrículas blancas y negras. No se queda ahí la cosa. Pues ha manejado sus hilos para alcanzar la Presidencia de la FIDE, la Federación Internacional de Ajedrez, siendo reelegido varias veces, en contra de la opinión, entre otros, de Gary Kasparov, el hombre alfil. En contra de todas las Federaciones Europeas, la de EE.UU. y la de Canadá. ¿Cómo se mantiene en el trono de la FIDE desde 1995? Por los votos de esos países de segunda hornada que ven en Ilyumzhinov al adalid de los nuevos tiempos.

Llega a tal su obsesión que hasta ha propuesto formalmente al gobierno de Obama crear, con su propio dinero, una especie de Centro Internacional del Ajedrez en la Zona Cero de Nueva York, donde exista un templo de cada religión y desde cuya azotea los niños puedan contemplar el firmamento estrellado. Este hombre es Kirsan el Calmuco.

Quizás sea que el poder extra-sensorial de Kalmukia me haya alcanzado con sus hilos o que en verdad fuera abducido por extraterrestres en 1997, tal como afirma sin pudor ante los medios de comunicación. El caso es que aquí estoy, divulgando las buenas nuevas del nuevo Cristo del Gobi. ¿Saben cómo tituló su autobiografía? El Presidente de la Corona de Espinas. Ahí queda. Yo lo hubiera titulado el “Jesús (Gil) de los Cárpatos”, pero cada cual que busque sus comparaciones.

Quizás otro día les hable del lado oscuro de este Ilyumzhinov, que haberlo haylo como en todos los personajes como él. Quizás sea eso lo que los hace realmente interesantes.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.