Tartamudo y pescador. Estas eran sus circunstancias, como diría Ortega y Gasset, natural y sobrevenida, respectivamente.
Desde hacía dos años, Rafael Vázquez Ross, permanecía en la inactividad. El Instituto Social de la Marina-ISM- le denegaba la licencia a este marinero pescador para faenar. Según parece la causa era que su disfemia le impedía, entre otras cosas, dar la voz de alarma en caso de emergencia. Según el dictamen médico era «no apto» para el trabajo que, hasta ese momento, desempeñaba. El desfase articular en la emisión de las palabras, y esa determinación inexcusable en proferir el grito de la observancia marinera, también se halla en tierra firme.
Echamos en falta que ese grito rasgara la velada servidumbre política y consumara otra actitud a la vista de los acontecimientos. No ha sido así. Más bien lo contrario. Se niega la mayor y se saca pecho frente a la adversidad. La huida hacia adelante. Atrás los humeantes campos calcinados en los que se abrasan los principios.
Todos recordamos el bochornoso y mendaz titubeo de la secretaria general del Partido Popular -PP-,cuando trató de definir y argumentar la situación laboral del extesorero de su partido y titular de cuentas corriente suizas. Sin embargo la sorna del asunto no le ha restado el menor protagonismo a su creciente ascendencia en arrogarse verdad y transparencia. Tampoco al presidente del gobierno, consumido por el mutismo, que no realiza ninguna declaración pública, salvo a través del propio canal que controla y supervisa su partido. Todo un escrache en primera persona y a través de las televisiones que lo difunden. No necesita sonar sus nudillos en la puerta. Traspasa el umbral sin alteraciones del orden público. Igualmente al presidente de la comunidad autónoma gallega, retratado bajo el suave sol del noroeste en compañía de un narcotraficante, allá por los lejanos años noventa. Locuaz empeño en explicarse. Vano resultado por el vacío que contienen sus declaraciones. Como el apetecible buñuelo que no deja de ser un bocado engañoso, aunque lo espolvoreemos de azúcar o canela.
Tartamudez, mutismo y vacío. Señas de identidad políticas que marcan una forma de ser y estar. Contrariamente al espíritu de la filmografía de Jesús Franco y Bigas Luna, fallecidos recientemente. En ellos la transgresión se definía con un estilo personalísimo.
El director madrileño, manifestaba que «Le han pedido al cine fama, gloria y dinero, olvidándose de que el cine es, sobre todo, una cuestión de amor, del que sea, y que el amor es generoso. Y si no queda más remedio, me iré con una cámara a filmar la salida de los obreros de una fábrica cualquiera, que haberlas haylas aún. Y juntos empezaremos la nueva historia del cine. La de verdad«.
En ese mismo sentir podríamos ubicar al director catalán, que en su testamento hace mención expresa que no se hagan homenajes póstumos. Eso sí. La película en la que trabajaba desea que se finalice y dedique a su nieto. Dos gritos que sobresalen de la pantalla cinematográfica -que no de plasma- para apelar a la parte más telúrica del ser humano.
Al igual que los que se alzan en memoria del cámara y reportero gráfico José Couso y del periodista ucraniano Taras Protsyuk. Asesinados por un tanque estadounidense cuando se encontraban en el Hotel Palestina, cubriendo informativamente el ataque a Bagdag. Es necesario volver la mirada a Wikileaks. Penetrar en el oscuro pasadizo en el que los estados convienen sus propios intereses y comprobar, en este como en otros casos, el desamparo al que arrojan a sus compatriotas. Como significa su hermano, «por desgracia los gobiernos del PP y el PSOE, que se turnan como Cánovas y Sagasta, se dedican en materia de relaciones internacionales a ser un protectorado de Estados Unidos«.
El 31,68 por ciento de los andaluces viven por debajo del índice de la pobreza. La encuesta de Instituto Nacional de Estadistica -INE- significa y porcentualiza el drama personal y anónimo de miles de ciudadanos. La política se asemeja al principio físico que investigó el matemático griego Arquímedes. Y que le hizo proferir , mientras corría desnudo por las calles poseído de un entusiasmo que le hizo olvidar vestirse, ¡Eureka!
Desnudos, por cierto, no han quedado quienes retorcieron las arcas públicas y subyugaron el marco público para embolsarse sus bolsillos, con los Expedientes de Regulación de Empleo -ERE- en Andalucía. Y es que sumergirse en el fondo del lodazal, parece dotarles de un empuje hacia arriba igual al peso del dinero defraudado.