Salvo excepciones, muy excepcionales… el gobernante, siempre ha estado y sigue estando muy lejano (lejanísimo) de la realidad del pueblo que dice gobernar y ello es tan notorio que se necesita ser “muy corto de vista”, para no verlo con la claridad que se muestra.
El gobernante y de siempre; lo primero que hacía era llegado al poder; encerrarse en su castillo, castillos o fortalezas; rodearse de fuerzas suficientes y bien pertrechadas para estar plenamente seguro su pellejo y luego; pactar con todo aquel que pudiera hacerle sombra, darle lo que le pidiera (menos el poder) y al resto, pues a exprimirlo de la forma que fuese, para mantenerse “en el palacio y costear los enormes gastos palaciegos y de servicios varios, entre los que el principal era el de la gente armada a mantener contenta”.
¿Qué ha cambiado? Pienso que en lo intrínseco nada o casi nada y someto ello al caletre de quienes puedan leer esto y que se atrevan a pensar profundizando en el tema.
El político sigue estando tan inseguro como siempre y difícilmente hará otra cosa que procurar mantenerse en el poder y caiga quién caiga. Prueba más sangrante, la tenemos en España, con el nefasto, devastador y fanfarrón Zapatero; que arruinado el país, dándole una vuelta (¿ficticia?) y haciendo todo lo contrario a lo que preconizó; montado en una infinita cadena de mentiras; “permanece en el castillo y sólo sale custodiado por su guardia pretoriana y va a lugares donde sus adeptos lo vitorean, diga lo que diga y haga lo que haga”, puesto que la panza y el bolsillo dependen de él… “mientras haya dinero en España… que ya veremos hasta donde llega, si este individuo continuara con la desastrosa administración con que nos ha castigado”.
¿El Pueblo?… como en los tiempos de los peores emperadores romanos; “pan y fútbol (hoy no cabe lo de circo) y algunos entretenimientos más”; drogas y alcohol, lo que quieran; pero eso sí… “perseguido para darle más morbo y excitar aún más el consumo, por aquello de que atrae más lo prohibido que lo que no lo es”.
Pero es que aquí, ni podemos elegir a personas y nos obligan a elegir listas o lotes, que cerrados por la dictadura del partido; siempre serán los que las camarillas dominantes impongan… ¡Y a este engendro se atreven a denomina democracia! Franco lo hacía igual, pero a cara de perro, puesto que para eso ganó la guerra.
Por todo ello y salvo las primerísimas figuras; que se mantienen en candelero sobre la base de una brutal propaganda personal, siempre pagada con dinero público y con la que nos abruman… no conocemos a nadie más.
¿Quién conoce a los ministros o altos cargos de los departamentos, estatales, regionales o incluso provinciales? ¿Quién conoce a los concejales de un ayuntamiento?
No hablemos de los que dicen representarnos en el “lejanísimo” parlamento de la Europa de los veintisiete; y mucho menos a los que dicen representarnos en ese otro monstruo ineficaz, cual es la denominada “ONU”; que no ha servido para nada, puesto que el mundo cada vez va peor.
No, no conocemos a nadie; como en tiempos pretéritos y de hace milenios; sólo se conoce al césar y como mucho “a su gran visir”, o “gobernador de provincia o satrapía”. El poder sigue oculto en sus castillos y fortalezas… y hoy mucho más, puesto que no me cabe ya la menor duda, que no gobiernan los políticos que se nos presentan en primera línea y para que conozcamos sus rostros y gestos, no… hay otro poder oculto y que gobierna, sin que ello se lo impidan fronteras, monedas, armamentos o lo que sea; seguimos estando muy ajenos y lejanos al poder; o sea como siempre estuvieron nuestros antepasados.
Y lo terrible del caso, es que cada vez hay más iletrados y analfabetos (también analfabestias) en la política; por cuanto y cada vez más… una juventud, sin ilusiones, mal preparada para todo (aquí se les dice la generación “nini”) se apunta a la política, con un único fin, cual es el llenar “la panza y el bolsillo” y a costa de lo que sea; puesto que es una de las pocas formas en que hoy… “los trepadores pueden ir trepando”.
Fruto de todo ello es la decadencia tan atroz que hay en todo… empezando por la educación… y todo ello lo van a pagar caro, muy caro los que aún vivan, en un no muy lejano futuro; al que yo no pienso llegar, puesto que afortunadamente soy ya viejo.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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