Somos dos personas adultas mayores de 45 años que nos conocimos en la Iglesia pues pasábamos momentos de la vida muy difíciles. Yo soy divorciado y ella, quien es ahora mi compañera, en esos momentos separada.
Esto sucede en un pueblo con aspiraciones de querer ser gran ciudad, en una provincia de Castilla la Mancha donde son famosas sus Semanas Santas y grandes exaltaciones a lo religioso (Caridad, comprensión, ayuda.etc) y donde se grita: «Viva mi Virgen», «Vivan los Costaleros» , «Viva Cristo no se cuantos Cristos y Vírgenes que hay…»
Un buen día íbamos a comulgar y el sacerdote nos llamó aparte y nos dijo que nos negaba la comunión pues vivíamos en pecado y algunos feligreses se habían quejado de nuestra situación. Después de una acalorada discusión nos amenazó con hacer público lo nuestro. Yo quise escribir una carta a los diarios del lugar y se me aconsejó que no me metiera en líos: «SIGLO XXI» pues era un sacerdote y todo trae consecuencias.
El Señor no solo es religión sino algo más: Comprensión, Acogimiento y sobre todo Perdón.
Naturalmente, continúo cumpliendo con mis obligaciones como buen cristiano.
No voy a extenderme más, pues que cada uno saque sus conclusiones.
Hoy en día, en los momentos dificiles que corren, algunos Sacerdotes y algunas personas (Católicos entre comillas) se permiten el lujo de decidir con quién está el Señor y con quién no está.
¡Que terrenales somos a veces!
Y menos mal que son pocos, si no que mal andaría este mundo,verdad amigos ,en todos los sitios donde se encuentre un misionero, no me lo imagino diciendo: tú si, tú no.