¿Que mayor garantía de la indisoluble unidad de España que la vigente Constitución? Cabría preguntarse qué objeto ha tenido la celebración de un debate cuyo resultado era obviamente conocido por diputados y ciudadanos, unido a que los oradores, salvo algunas y escasas excepciones, el resto resultaron insufribles. Concretamente, las intervenciónes de los tres representantes catalanes fueron de auténtica pena y una lamentable pérdida de tiempo y dinero. Inútil retórica que no aportó ni un solo nuevo argumento a los ya conocidos y repetidos hasta la saciedad. Rajoy se limitó a leer su mantra una vez más, y Rubalcaba dando la paliza con el federalismo, si bien por lo menos tuvo la delicadeza de aprenderse su perorata de memoria, algo de lo que es incapaz el presidente del Gobierno. Lo único que llamó la atención fue el intercambio de aplausos entre algunos parlamentarios del PP y PSOE. El resto, un soporífero dialogo de sordos que aburrió hasta la extenuación a los escasos televidentes que tuvierob el valor de soportar a los padres de la Pátria durante siete horas..
Foto: procsilasEl mayor despropósito pronunciado en el citado debate, corrió a cargo del diputado de CIU, Duran Lleida, proponiendo una disposición adicional que recoja “la singularidad de Cataluña”. Según dicen, posiblemente su señoría estaba cavilando como podría seguir ejerciendo de “distinguido inquilino del Hotel Palace de Madrid”, durante unos cuantos años más, con cargo al bolsillo de los catalanes que sale del de los españoles. Por lo menos, Rubalcaba, fue mucho más inteligente y delicado a la hora de proponer reformas, La militancia y votantes del PSOE debería reflexionar y tomar muy buena nota sobre la categoría de las intervenciones de su Secretario General, cuando dudan sobre quien debe representarles como candidato a La Moncloa y sale algún cretino proponiendo a las Chacón y compañía….La diferencia con los restantes aspirantes es notoriamente descarada.
Todo parece indicar que una vez más Rajoy optará por doblegar la pretensión independentista catalana por agotamiento, teoría que en este caso solo posee relativa credibilidad puesto que nos encontramos a siete meses de la fecha de convocatoria del rereferéndum, con el peligro añadido de que cualquier brote de violencia, amago de elecciones adelantadas, presiones de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) etc., supondría tener que reconocer por parte del presidente del Gobierno, su inoperancia para solucionar el problema al no haber abordado la situación a su tiempo y con el rigor requerido.
El drama ahora está centrado en que cuando se inicien las negociaciones del necesario pacto Gobierno-Generalidad, y comiencen a filtrarse a las restantes CC.AA. las concesiones fiscales y de toda índole a Cataluña, las consecuencias del agravio comparativo, pueden provocar la pérdida de las próximas elecciones generales por parte del PP y el prestigio de Rajoy quede por los suelos. En su caso solo puede contar con los votos de su formación porque lograr coaliciones con otros partidos es prácticamente imposible.
Este y no otro es el auténtico panorama que se le viene encima al Jefe del Ejecutivo por no haber tomado decisiones en el momento oportuno, a pesar de ser una de sus estrategias favoritas… Pero si quiere mantener su dignidad y no pasar a la Historia como «Mariano el Breve», la única salida pasa por no ceder ni un ápice en algo que honestamente le repudiaría como a cualquier presidente del Gobierno de España.