Investigadores noruegos afirman que las personas durante su infancia son igualitarias y se muestran contentas con repartir las cosas equitativamente entre los miembros de un grupo. Sin embargo, conforme estos niños y niñas progresan desde la escuela primaria y pasan a la adolescencia, su sentido de equidad cambia hacia una ideología basada más en el mérito.
“La creciente exposición de los adolescentes a actividades con base a los logros podría ser una de las razones por las cuales los jóvenes pasan de ser en la infancia más igualitarios a actitudes basadas más en los méritos”, explican los expertos.
El estudio, que se publica en el último número de la revista Science, está liderado por Ingvild AlmÁ¥s, investigadora de la Universidad de Oslo (Noruega). Los expertos han aplicado una versión modificada del juego del dictador – un juego de intercambio económico- a un grupo de 500 niños y niñas de entre quinto y 13º grado.
“Adaptamos este juego en el que cada participante comparte una cantidad de dinero, por ejemplo 10 dólares, a nuestro experimento. En nuestro estudio, los individuos tenían que trabajar por el dinero. Esto permite que existan diferencias en el tiempo de trabajo, en la productividad, y en el precio que reciben por su producción. En la segunda parte del experimento se introducen consideraciones de eficiencia”, declara a SINC AlmÁ¥s.
Las experiencias sociales modelan el concepto de igualdad
Los hallazgos demuestran que, conforme los niños crecen, ponen más énfasis en la producción real de la gente. Asimismo, el estudio señala que las experiencias sociales juegan un papel importante a la hora de moldear los conceptos de equidad en los niños.
“La gran mayoría de los estudiantes de quinto grado eran “igualitarios estrictos”, sin embargo, el alumnado de cursos más altos consideraba el éxito individual como algo cada vez más importante al dividir su riqueza”, señala el estudio.
Según los investigadores, un alto porcentaje de la gente adulta cree que los logros individuales, así como las influencias externas, pueden justificar la distribución no equitativa de los ingresos.
“Es especialmente relevante para la discusión de este trabajo, cómo son recompensadas las contribuciones individuales. Esperamos que los hogares, instituciones como colegios o aquellas que realizan actividades sociales, como por ejemplo las relacionadas con los deportes, puedan influir en la actitud de los jóvenes”, declara la investigadora.
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Referencia bibliográfica:
I. AlmÁ¥s, A.W. Cappelen, «Fairness and the Development of Inequality Acceptance,» por E.O. Sorensen; B. Tungodden en Norwegian School of Economics and Business Administration en Bergen, Science, 328, 28 de mayo de 2010.
Fuente: SINC