La vida del ser humano es diferente a la del resto de seres del universo creado. Por un lado, el hombre es libre, es decir, pese a que también vive de manera temporal tiene la capacidad de influir sobre su propia historia y elegir qué camino desea tomar. Por otro lado, el hombre también es un ser racional, por tanto, puede reflexionar y meditar sobre sí mismo. De esta capacidad de reflexión nace una búsqueda de sentido interior que todo hombre experimenta en algún momento de su vida. Esta búsqueda de sentido requiere una respuesta, de lo contrario, el hombre se encuentra frente al vacío, el absurdo y el sinsentido que provoca la angustia propia de la ignorancia. Cuando un hombre no encuentra respuesta a dicho sentido siente que está en manos del azar y de la suerte. Finalmente, el hombre también tiene la capacidad de amar, por tanto, puede salir de sí mismo y de los límites de su propia individualidad para construir lazos interpersonales con los demás. La vida no es meramente existencia sino una historia personalizada con nombre y apellidos. Así surgen las biografías; de la capacidad que tiene cada historia de trascender al tiempo vital de su protagonista. Toda vida tiene un sentido que es fundamental encontrar para poder valorar el tiempo y lo positivo de la existencia (la vida en vez de la muerte).
Dicho sentido es subjetivo, es decir, debe ser encontrado por cada uno ya que cada persona tiene diferentes cualidades e inquietudes. Para poder descubrir el sentido de la vida conviene que la persona tenga un equilibrio interno y una autoestima sana porque quien se quiere a sí mismo toma las riendas de su vida con seguridad y sabiduría. Descubrir el sentido de la vida es dejar de pensar en metas para disfrutar de los medios.
La importancia y la dignidad que tiene una persona fundamenta su recuerdo después de su muerte y también el amor. Además, existen símbolos que permiten recordar a aquel que se fue: por ejemplo, las fotografías, las cartas que escribió, imágenes de vídeo, el olor de su ropa… Este tipo de recuerdos son materiales, sin embargo, también existen momentos inmateriales en la mente de aquel que no olvida porque en muchas ocasiones una persona tiene el poder de cambiar la vida de otra al dotar de un sentido especial su existencia como queda de manifiesto en las grandes historias de amor.
Cada persona pone su semilla en este mundo y con su siembra construye o destruye el terreno. El legado que hemos recibido procede de la sabiduría de las generaciones precedentes. El objetivo fundamental de todo hombre debe ser construir una sociedad mejor mediante su conducta y la creación de esperanza. El sentido de la vida es una gran pregunta filosófica que reside en el corazón de todo aquel que tiene la valentía de buscar para poder encontrar dentro de sí mismo aquello que no es aparente a simple vista.