Sociopolítica

El sino del Cristiano comprometido.

Hechos 17:8 “…….Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas…….”
Hay quienes, no solo no quieren escuchar la Palabra de Dios sino que, sublevan a otros en contra de los cristianos. Algunas veces, esto es motivo para que, algunos, no opten por seguir a nuestro Señor Jesucristo. En otras palabras, se avergÁ¼enzan de ser cristianos y les da miedo que otros se alboroten por causa de nuestras creencias.
¿Qué hacer frente a esta realidad?: Conformarse y consolarse con los dictados de Dios porque, entre otros pasajes, hay los que nos animan a ser vanguardistas en Cristo. Por ejemplo: 2 Timoteo 1:7 “…….Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio…….” Cuando tenemos dentro de nosotros este espíritu, cuando nuestro espíritu es valiente, poderoso, amoroso y tenemos dominio propio hasta el punto de no pecar; se puede alborotar todo un pueblo, una ciudad, un país, el mundo todo puede estar alborotado y nosotros tan campantes y confiados como Dios lo quiere. No que nosotros seamos alborotadores sino que ellos se alborotarán por sí solos porque no pueden escuchar la Palabra de Dios y para ellos Cristo en locura.
Hay quienes no nos toleran y son capaces de matarnos con tal que no difundamos nuestra fe en Jesucristo. Pero estas no son preocupaciones propias de los cristianos, nuestra preocupación está centrada, principalmente, en Cristo, su vida, su pasión, su resurrección, su regreso, la vida eterna. Si el mundo se alborota, no es nuestra preocupación, el mundo, con el pecado, ya estaba alborotado antes de Cristo y ahora, con Cristo, los que no son de él, se alborotan porque ven amenazado su “modus vivendi”.
El diablo y sus secuaces siempre tendrán “recursos” para destruirnos, los inventan, investigan profundamente nuestros pasos, tergiversan la realidad para su provecho, amañan la verdad y cuando tienen justificación verdadera, la publican a los cuatro vientos y es por eso que debemos ser celosos en nuestro comportamiento, no celosos para con ellos sino para con Dios.
No buscamos que la gente haga alboroto por causa de nosotros pero si nuestra actuación causa alboroto en cualquier lugar, podemos estar convencidos que nuestro cometido de predicar la Palabra de Dios se está cumpliendo porque si los apóstoles con su predicación lo causaban, no es de extrañar que nosotros también por la misma razón.
No nos cuidamos que “vayamos a causar problemas” porque no los causamos; son nuestros enemigos quienes los causan gratuitamente para que seamos rechazados. Al mundo pecador no le conviene tener cerca de sí personas que, como nosotros, les esté diciendo, por medio de nuestra conducta, que sus obras son malas y harán lo imposible por “sacudirse” de nuestra presencia y mientras más alboroto puedan hacer, más complacidos estarán de su labor. Los cristianos estamos dispuestos a confrontar este tipo situaciones y no nos sorprende su presencia, estaremos preocupados si después de predicar, nadie dice ni hace nada porque veríamos entonces que nuestros esfuerzos no tuvieron el suficiente ardor.
180° Longitude

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.