Ciencia

«El Sol se desplaza al revés de lo que estamos acostumbrados»

El 15 de febrero de 2012, el físico zaragozano Carlos Pobes comenzó un aislamiento de ocho meses en la base antártica Amundsen-Scott para manejar IceCube, un telescopio detector de neutrinos de 1km3 enterrado bajo el hielo. Para él y sus 50 compañeros, el sol no saldrá hasta septiembre. En condiciones de total oscuridad y con temperaturas de -60ºC, Pobes ha respondido por teléfono a nuestras preguntas.

¿Cómo es la vida en una base científica antártica?

Intentamos levantarnos por la mañana y acostarnos por la noche, pero no tenemos horario fijo. Si un día trasnochas porque tienes que trabajar o porque la conexión de internet por satélite es de madrugada, al día siguiente te levantas más tarde. Llevamos una radio encima y estamos las 24 horas del día pendientes del experimento y de posibles emergencias que ocurran en la base.

¿Urgencias como cuáles?

Hay cuatro equipos de emergencia y yo formo parte de la brigada antiincendios. De momento, el invierno está siendo bastante tranquilo, pero el verano fue muy ajetreado. Tuvimos muchas falsas alarmas. Un incendio aquí puede ser algo muy serio, así que las tareas de prevención e intervención son fundamentales.

Usted es uno de los llamados ‘Winter Overs’, que estarán aislados en la Antártida hasta que salga el sol en septiembre. ¿Cómo se distraen durante este aislamiento?

Siempre hay algo que hacer. Cada semana hay un programa de actividades y todas las tardes se organiza algo. Además tenemos una cancha donde podemos jugar a lo que queramos: baloncesto, voleibol, etc. Un gimnasio con cintas para correr, bicicletas estáticas y máquinas de remo. También tenemos una sala de manualidades y otra con consolas, mesa de billar y diana de dardos. Hasta varias salas televisiones y un montón de DVDs y cintas VHS. No nos aburrimos.

Y teniendo en cuenta que las temperaturas exteriores son de unos -60ºC, ¿salen fuera de la base?

Como el edificio con los ordenadores del telescopio está a un kilómetro de distancia, sí salimos. Si te abrigas bien, el frío es llevadero. La clave es no tener ninguna parte del cuerpo al descubierto porque si no, se te congela enseguida. También salimos a estirar las piernas y a hacer fotos, porque el paisaje es muy bonito. Además, como dentro de la base está prohibido, hay quien sale a fumar el cigarrillo a -40ºC y -50ºC.

¿Cuál es la temperatura más baja a la que han llegado?

El récord está en -73 ºC y fue hace poco. Cuando se llega a -73,4 ºC, que es el equivalente a -100 grados Fahrenheit, se celebra de una manera muy curiosa: se hace el ‘Club de los 300’. Nos metemos un buen rato en una sauna que está a 200 ºF (casi 100 ºC) y después hay que salir corriendo desnudos a tocar la marca del Polo Sur. Se llama ‘Club de los 300’ porque esa es la diferencia en grados Fahrenheit entre la temperatura exterior y la de la sauna. Es una experiencia bastante interesante.

Interesantísima, sí. ¿Y cuál es la temperatura más alta que han disfrutado?

Este año, en el día de Navidad se batió el record histórico de máximo de temperatura. Estuvimos en bañador a -12 ºC.

¿Qué es lo que más le impacta del paisaje que le rodea?

Una de las cosas que más me sorprendió al llegar es que, al estar en el hemisferio sur, el Sol se desplaza al revés de lo que estamos acostumbrados, es decir, de derecha a izquierda. También la Luna se ve al revés. Y, por supuesto, las auroras australes, que ya han empezado. Se prevé que haya muchas porque estamos en un periodo de máxima actividad solar.

¿Se lo pensó mucho antes de pasar un año en la Antártida con estas condiciones de oscuridad y aislamiento?

La verdad es que no fue una decisión muy premeditada, si no, seguramente, no lo habría hecho. Pedí el puesto en un momento en el que se me acababa el contrato que tenía en la Universidad de Zaragoza y por temas de compatibilidad no podía continuar. Además mi vida personal había dado un cambio drástico. Así que solicitar hacerme cargo del IceCube fue un pronto, pero no me arrepiento en absoluto.

¿Tuvo que prepararse física y psicológicamente?

Yo también me lo preguntaba, pero al final no hubo preparación física, aunque sí muchas pruebas médicas. De hecho yo estaba de primer reserva y sustituí a uno de los candidatos que no las superó. Son muy estrictos porque una vez se cierra la estación nos quedamos completamente aislados y, aunque tenemos un quirófano, si hubiera algo realmente grave no existe posibilidad de rescate. Es verdad que también me sometí a un examen psicológico final, pero creo que es más un trámite que otra cosa.

¿Es verdad que es obligatorio extirparse el apéndice?

No, es una leyenda urbana. Lo que creo que sí que te sacan, si creen que puedes tener problemas, son las muelas del juicio. Por suerte yo tenía las cuatro fuera.

¿Y después de esta experiencia, tiene planes?

Esto es tan increíble que no me lo planteo. Tengo suficiente con disfrutar día a día. No sé bien qué implicaciones puede tener esta estancia a nivel profesional, ya que no sé ni cómo escribir en mi currículum científico la experiencia que estoy viviendo. Quisiera seguir en el campo de las astropartículas pero la verdad es que las noticias que llegan de España son un poco desalentadoras.

¿Hay algún evento especial que le gustaría detectar con el telescopio IceCube?

Sí, una de las cosas más interesantes que podría ocurrir sería que explotase una supernova que estuviese suficientemente cerca para poder ser observada por el telescopio.

Ášnico en el mundo

Ice Cube es el primer telescopio con el tamaño mínimo para poder detectar neutrinos de fuentes astrofísicas. “Hasta ahora, todos los neutrinos que se han captado provenían del sol o de reactores nucleares. Tan solo una vez, en 1987, se detectaron neutrinos de más allá del sistema solar, y fue una explosión de supernova”, explica Carlos Pobes.

Las medidas de este telescopio, único en el mundo, ya han empezado a dar frutos.  Recientemente, la revista Nature publicaba una investigación basada en datos de IceCube que replanteaba una de las teorías cosmológicas más aceptadas: que los estallidos de rayos gamma son el origen de la radiación cósmica.

“Uno de los objetivos del proyecto es dilucidar el misterio de los rayos cósmicos”, señala el físico zaragozano. Estas partículas llegan constantemente a la Tierra desde todas las direcciones y algunas tienen energías tan descomunales que no se sabe qué las produce.

Links de interés:

Blog deCarlos Pobes «El día más largo de mi vida».
Facebook de Carlos Pobes

Marta Palomo / SINC

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.