No logro saber si eso sucede en todo el mundo, pero en Venezuela, los militares creen que por el solo hecho de pertenecer al estamento militar, tienen el suficiente peso para que los comunes mortales, debamos creerle todo lo que ellos dicen, a fe ciega, sin chistar. Como si de una orden se tratara.
Esta figuración militarista de la vida debe estar directamente ligada a esa idea del culto a lo que llaman “órdenes superiores”. Haciendo ver un halo místico venido de otro mundo. Árdenes Superiores, ¿Superiores a quien o a qué? ¿De dónde emanan, quien las dicta, porque o con qué interés?
Encriptandolo todo, además, con el argumento del “secreto militar”, en donde ellos y solo ellos, los de enlucido uniforme castrense, son, algo así como los únicos elegidos para recibir los dictámenes “del ser o no ser” en la vida, teniendo el derecho y el deber de decidir por quienes no han tenido la suerte de ser serviles sirvientes de un chango con más estrellas en el lomo, llamado con los ojos de la idolatría, “mi” superior.
Pienso que todo esto, lo de las estrellitas, lo del secreto y las órdenes no son otra cosa que la base y el sustento de una de red de corrupción y tráfico, en un rango tan amplio como la vida misma.
Lo que si no deben olvidar los militares venezolanos que plegados obedientes al criminal comandante chavez, no estarán exentos de pagar sus culpas a las leyes, cuando estas vuelvan a ser justas y dignas; al tratar de defenderse con el argumento de “yo obedecía órdenes superiores”, porque “todo funcionario tiene la facultad discrecional de desobedecer la orden contra las leyes conocidas de la tierra”.
Como por ejemplo, levantar las armas contra su propio pueblo, bajo los patrones de la Stasi, la KGB y/o el G2 cubano que ordena desintegrar la disidencia opositora.
Permitir utilizar al sistema judicial para intimidar, perseguir y encarcelar activistas políticos, llegando a ser uno de los países del mundo con mayor número de violaciones de los derechos humanos.
Tolerar el adoctrinamiento comunista, desde la más temprana edad a la juventud venezolana bajo el pretexto de que la educación militar busca “la formación de un mejor ciudadano con valores patrios profundamente arraigados” y el 75% de la población estudiantil en las escuelas públicas no terminan la educación media.
Aceptar como lema de las fuerzas armadas nacionales “patria, socialismo o muerte, venceremos”, bajo órdenes de patrones extranjeros.
Venezuela será libre de esta camada de militares corruptos y criminales, el día que el venezolano entienda que el sostén de un país, es su pueblo unido.
Un país con sus habitantes divididos, pisoteados, amedrentados y acobardados, ¿qué clase de país puede ser?
Arq. Víctor Juan Mión Pivetta
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2011.04.19