Pedro Solbes es incapaz de descifrar el Sudoku (como él mismo lo ha calificado) que tiene encima de la mesa en forma de Modelo de Financiación Autónomica porque éste está fundamentado sobre claros errores de concepto que impiden su correcta y adecuada implementación, los cuáles provienen de la excesiva transferencia de competencias que se han ido realizando en favor de las Comunidades Autónomas y en perjuicio del Gobierno central y de la equidad entre regiones.
Y es que las necesidades de gobernabilidad que han ido teniendo los gobiernos de nuestra democracia han provocado que se fueran erosionando los cuatro pilares básicos del Estado del Bienestar: Educación, Sanidad, Defensa y Seguridad.
Para asegurar la equidad en todo el territorio nacional es condición necesaria que estos cuatro bienes públicos sean provistos por la misma autoridad pública, la cuál aplicará los mismos criterios en las mismas situaciones.
Sin embargo, la realidad es bien distinta. La educación y la sanidad están transferidas, en su práctica totalidad, a las Comunidades Autónomas, lo cuál provoca claras ineficiencias y evidentes injusticias, que son percibidas por la sociedad y aprovechadas por los políticos de turno para exigir más fondos al Gobierno central.
De esta forma, Pedro Solbes, en su calidad de Ministro de Economía, se enfrenta a una situación en la que todas las Comunidades Autónomas le piden más dinero para intentar sanear las cuentas de su modelo sanitario o su modelo educativo, a la vez que mejoran el servicio que se da a los ciudadanos.
El problema es que el dinero nunca será suficiente, porque un Sistema Nacional de Salud o una Educación gratuita para todos solo tienen sentido económico fundamentados en las sinergias generadas por la centralización y nunca buscando la deslocalización. Por tanto, desde un punto de vista económico el transferir las competencias a las Comunidades Autónomas es una auténtica aberración. La cuál se repite desde un punto de vista cívico y equitativo, porque la transferencia de competencias provoca una diferente calidad del servicio en diferentes regiones.
Por ello, sería conveniente que en lugar de discutir sobre el Modelo de Financiación Autonómica se tratara el diseño de un plan para la recuperación de las transferencias perdidas por parte del Gobierno central, lo cuál revertiría en una mejora del servicio recibido por el ciudadano.