¿Encontraremos pronto algún indicio de vida en Marte? ¿Y en otras partes del Sistema Solar? ¿Tenemos ya alguna huella biológica en los meteoritos que han caído en la Tierra? Tres expertos en Astronomía y Astrobiología han hablado hoy sobre el tema en la Bienal Internacional de Cine Científico de Ronda (Málaga) y han compartido sus opiniones con SINC.
“Marte, meteoritos y la búsqueda de vida más allá de nuestro planeta”. Á‰ste es el título de la mesa redonda que han mantenido esta tarde la presidenta de la Sociedad Malagueña de Astronomía, Blanca Troughton, y dos investigadores del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA), Jesús Martínez Frías y Carlos Briones. El encuentro se enmarca en las sesiones de debate de la Bienal Internacional de Cine Científico que esta semana se celebra en Ronda, en Málaga.
¿Se encontraran indicios de vida en Marte a corto plazo? “Si contestara de forma positiva estaría manifestando más un deseo que una respuesta científica rigurosa”, dice Martínez Frías a SINC. En cualquier caso el científico confía en que las próximas misiones al planeta rojo en las que están participando -Mars Science Laboratory (con la estación de monitoreo ambiental REMS) de la NASA y la ExoMars de la ESA-, además de ayudar a comparar la planetología de Marte y La Tierra, también encuentren pruebas de actividad biológica. Las naves irán equipadas con una sofisticada instrumentación “que posibilita la detección de indicios de vida pasada, o tal vez incluso presente”.
“El reto está en caracterizar cuáles son las mejores moléculas biomarcadoras que nos hablen de esa vida pasada o presente en Marte, y en desarrollar biosensores con la suficiente sensibilidad y especificidad como para detectarlas inequívocamente in situ”, comenta Briones, que también destaca la necesidad de esterilizar los robots de exploración “para que las bacterias o esporas terrícolas no viajen inintencionadamente”.
Por su parte, Troughton recuerda que nuestro concepto de lo qué es vida ha evolucionado mucho en los últimos años, gracias al descubrimiento de los microorganismos extremófilos que viven en condiciones límite en la Tierra, en cuanto a temperatura, radiación o presión, por ejemplo. “En otro tiempo hubiéramos afirmado que bajo las condiciones extremas de Marte era imposible la vida, pero hoy vemos que es probable”.
La importancia del agua
La investigadora también destaca lo importante que ha sido confirmar la presencia de agua, “algo fundamental en nuestro sistema de vida”, en el planeta rojo. “Las misiones de la NASA y la ESA indican que allí existe agua abundante en la actualidad, y probablemente que hubo mucha más en el pasado”, señala Briones.
Los tres ponentes coinciden en que la luna Europa de Júpiter, y Titán, el satélite más grande de Saturno, son otros dos firmes candidatos para albergar vida fuera de la Tierra y dentro del Sistema Solar. Briones explica que Europa “podría tener un océano interior de unos 80 km de profundidad, protegido por una corteza de hielo de 20 km de espesor, y quizá en sus aguas se encuentren señales de vida mediante algún biosensor, aunque todavía no hay consenso de cómo se haría”.
Respecto a Titán, la misión Cassini-Huygens ha mostrado su mundo de metano, en el que tal vez se estén desarrollando reacciones de química prebiótica similares a las que se dieron en la Tierra antes de la formación de las primeras macromoléculas biológicas. La comunidad científica también postula como lugar propicio para la vida otro satélite de Saturno, Encelado, así como las nubes de Venus, y sin olvidar el cada vez mayor número de planetas extrasolares que se están describiendo.
En cualquier caso, el candidato más accesible sigue siendo Marte. La comunidad científica considera posible que este planeta estuviera parcialmente cubierto por grandes océanos de agua en la misma época en que la vida comenzó en los océanos de la Tierra, hace entre 3.900 y 3.500 millones de años. Quizá la vida se inició a la vez en Marte y en la Tierra, o tal vez algún tipo de organismo fue capaz de viajar de un planeta al otro a bordo de meteoritos.
Meteoritos como naves de vida
“La panspermia, que no era más que una provocadora hipótesis cuando Svante A. Arrhenius la propuso a principios del siglo XX, podría no ser tan descabellada en función de los datos experimentales de los que se dispone en la actualidad”, plantea Briones. Según esta hipótesis los microorganismos u otras “semillas de vida” se diseminan por el universo -en meteoritos, por ejemplo-, y la vida pudo surgir en la Tierra gracias a ellas.
“Se han detectado compuestos orgánicos en meteoritos, pero no restos biológicos”, subraya Martínez-Frías. El equipo del CAB está involucrado en el estudio de meteoritos asteroidales de tipo carbonáceo (condritas carbonáceas) y de algunos procedentes de Marte, como el de Nakhla. También están realizando proyectos sobre Litopanspermia en cámara de simulación planetaria y en el espacio cercano, como la Estación Espacial Internacional, donde ya han expuesto líquenes recogidos en España y otras partes del mundo para probar su resistencia.
Otro grupo de investigadores españoles, el liderado por Jacek Wierzchoz de la Universidad de Lérida y Carmen Ascaso del CSIC, junto a otro equipo de la NASA, también han estudiado el famoso meteorito marciano ALH84001 y han encontrado posibles huellas dejadas por actividad biológica. Concretamente los restos de lo que podrían haber sido bacterias magnetotécnica, es decir, las que se guían por el campo magnético para encontrar alimento.
“Por ahora parece que constituyen la evidencia de vida más antigua encontrada hasta el momento”, sugiere Troughton. “Pero sigue siendo extremadamente controvertido”, comenta Martínez Frías, y Briones apunta: “En cualquier caso, la ausencia de señales inequívocas de vida en los meteoritos marcianos analizados hasta la fecha no invalida la posibilidad de que algún tipo de biomolécula, o incluso de formas de vida celulares, pudieran haber viajado desde un planeta a otro en su interior”.
La búsqueda de meteoritos, incluso con campañas en el fondo del mar, continúa. “Los bólidos y meteoritos poseen las claves sobre la formación y evolución del Sistema Solar y el posible origen de la vida”, concluye la presidenta de la Sociedad Malagueña de Astronomía, que en el Festival de Cine Científico de Ronda también ha destacado el trabajo de los astrónomos amateurs en las observaciones. Quizá alguno de ellos ayude a descubrir el objeto portador de la vida.